La cifra de muertos por el gran atentado suicida contra cristianos que celebraban la Pascua en Lahore, en el este de Pakistán, subió el lunes a 70 personas mientras el país iniciaba los tres días de luto declarados tras el ataque.

Mientras, en la capital del país, Islamabad, se registraron disturbios por segundo día por protestas de extremistas iniciadas el día anterior en torno al Parlamento y otros edificios importantes del centro de la ciudad. Los manifestantes incendiaron autos, exigiendo que las autoridades impongan la Sharia o ley islámica.

El ejército seguía el lunes en las calles en torno al Parlamento y edificios señalados de la ciudad, después de su despliegue el domingo para sofocar las protestas.

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El atentado, reclamado por una facción escindida de los talibanes paquistaníes que ha jurado lealtad al grupo Estado Islámico, se produjo en un parque abarrotado de familias. Entre los muertos había muchas mujeres y niños, y al menos 300 personas resultaron heridas.

El lunes comenzaban los tres días de luto oficial por el atentado.

Aunque el grupo talibán escindido, conocido como Jamaat-ul-Ahrar, afirmó que su objetivo eran los cristianos, la mayoría de los muertos en Lahore eran musulmanes que también estaban en el parque por el día feriado. El lugar es un punto popular del centro de Lahore.

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Comunidad cristiana

Catorce de los muertos han sido identificados como cristianos, según el superintendente de la policía de Lahore Mohammed Iqbal. Otros 12 cuerpos no han sido identificados aún, señaló.

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El ataque subrayó tanto la precaria situación de las minorías paquistaníes como el hecho de que los milicianos aún pueden realizar atentados a gran escala pese a los meses de ofensiva militar contra sus bastiones y refugios en remotas zonas tribales.

El atacante iba dirigido contra la comunidad cristiana que celebraba la Pascua, según dijo a Associated Press Ahsanullah Ahsan, vocero de Jamaat-ul-Ahrar. El ataque también pretendía protestar por la operación militar del gobierno en las zonas tribales.

El mismo grupo armado reclamó también las explosiones gemelas contra una iglesia cristiana en Lahore el año pasado.

En Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan condenó el ataque y dijo que al atentar en un parque lleno de niños, el ataque "reveló el rostro del terror, que no conoce límites ni valores".

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Francia expresó su "solidaridad en estos momentos difíciles" con las autoridades y el pueblo de Pakistán, y reiteró "la inflexible voluntad de nuestro país para seguir combatiendo el terrorismo en todas partes".

Protestas

En Islamabad se produjeron marchas el domingo en protesta por el ahorcamiento del policía Mumtaz Qadri en febrero. Qadri fue condenado por el asesinato en 2011 del gobernador Salman Taseer, que había defendido a una mujer cristiana encarcelada por acusaciones de blasfemia. Taseer también había criticado las duras leyes de blasfemia en Pakistán e hizo campaña en favor de cambiarlas.

Cuando los manifestantes llegaron a una avenida que llevaba al Parlamento, la marcha se volvió violenta y los defensores de Qadri rompieron ventanas y destrozaron paradas de autobús. La policía empleó gases lacrimógenos, pero no pudo controlar a la muchedumbre el domingo.

Los partidos islamistas paquistaníes llevaban semanas amenazando con protestas generalizadas contra lo que consideran un acercamiento a Occidente por parte del primer ministro Nawaz Sharif. También han criticado el borrado de legislación en la provincia de Punjab, que ilegaliza la violencia contra las mujeres. Sharif anunció este mes el reconocimiento de feriados celebrados por las minorías religiosas del país, como el festival hindú de Holi y el feriado cristiano de Pascua.

Docenas de familias de fallecidos en Lahore preparaban el funeral de las víctimas.

Shama Pervez, viuda y madre de Sahil Pervez, de 11 años, que falleció en la explosión, se veía inconsolable durante las oraciones del funeral. Su hijo, alumno de quinto grado en una escuela católica local, había pedido a su madre que fueran al parque en lugar de quedarse en casa el domingo, y finalmente la convenció.

Expertos forenses trabajaban el lunes entre los restos del parque. La bomba suicida fue un dispositivo tosco cargado con rodamientos, diseñada para atravesar los cuerpos de sus víctimas para causar daños máximos, indicó el agente antiterrorista Rana Tufail. El agente identificó al agresor como Mohammed Yusuf, y señaló que era un conocido reclutador de los milicianos. (I)