Acoso, violencia, chantajes y hasta bullying, son los peligros a los que se podrían estar exponiendo los menores de edad con el mal uso de las redes sociales como Facebook y Twitter, las más utilizadas a nivel mundial, a través del exceso de información privada que se puede estar compartiendo.

La etapa evolutiva de los menores con mayor cantidad de cambios es la adolescencia, que comienza a partir de los 11 años y medio. Dentro de este lapso se manifiesta mucho el interés por la internet y las redes sociales, por lo que desde un inicio debe haber reglas impuestas por los padres para las horas de uso, así como una supervisión de su aplicación, tratando de no invadir tanto su privacidad, pero sí su vínculo con la red, dice Miriam Mora, psicóloga de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo.

Para esta especialista lo principal es mantener una buena relación de comunicación con los hijos, para que ellos tengan interés en prestar atención de lo mucho que se pueden exponer al dar un uso incorrecto a las redes sociales. “El problema parte en la forma en la que se generan las relaciones a través de una PC, los adolescentes consideran como ‘amigos’ a cualquier persona con la que empiezan una conversación, y no miden el grado de datos importantes que pudieran estar compartiendo con alguien al que ni siquiera están viendo y que por lo tanto es una persona desconocida”.

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Para esto existen medidas que los padres pueden implementar de una forma técnica en los perfiles cibernéticos de sus hijos, para evitar que estos expongan su privacidad.

Según Johana Navarro, ingeniera en sistemas de la universidad Ecotec, es muy importante conocer el mecanismo de seguridad que ofrecen estas herramientas sociales para poderlas aplicar correctamente.

Lo primero que ella recomienda es poner un filtro a la información que se publica, tanto en fotos como en comentarios, para que solo los ‘amigos’ de cada usuario la puedan ver, se debe evitar crear un perfil público, ya que a este tendrían acceso todos los usuarios de la red.

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Para mantener esa privacidad en el perfil también es recomendable bloquear la opción que permite que cualquier persona etiquete el nombre de otra persona en alguna foto que aparezca, sin su debida autorización, así como también que pueda comentar o compartir información sin el consentimiento del dueño de dicha cuenta.

“La opción que permite etiquetar el lugar en donde la persona está o a donde se dirige en ese momento también vulnera la seguridad, porque pone en evidencia una aparente rutina que pueda tener ese individuo, por lo que es preferible no aplicarla todo el tiempo”, enfatiza Johana.

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Esta especialista recomienda evitar la publicación de datos que correspondan a información privada como teléfonos celulares, nombres de centros educativos donde estudie el menor o direcciones completas de las residencias.

Ella cuenta que incluso se han dado casos de hackers que identifican las contraseñas para ingresar a las cuentas y obtener fotos o publicar información inadecuada. “Es por esto que es importante que sepan crear claves robustas, que no sean las típicas como fechas de cumpleaños o los primeros números del teclado, sino claves complejas y combinadas”, enfatiza. Para crearlas recomienda combinar números con caracteres y símbolos.

Además, algunos exploradores o programas de antivirus cuentan con un programa de control de navegación que permite ver el historial de las páginas a las que se ha accedido, así como bloquear aquellas a las que los padres no quieran que sus hijos tengan acceso.

Según Miriam, estas medidas técnicas de seguridad deben ir de la mano con una buena relación familiar, “que les permita a los chicos acudir a sus padres en caso de que estén siendo víctimas de alguna de estas situaciones que se pueden presentar en la red”, aconseja.

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Ante un problema grave la psicóloga recomienda cambiar de contraseña y dejar de usar las redes sociales por un tiempo. (F)

El problema está en que los adolescentes consideran ‘amigo’ a cualquier persona con la que empiezan una conversación, así sea a través de la red, con una persona desconocida”.Miriam Mora, Psicólogia