Paz, amor, bondad, esperanza, felicidad, alegría, humildad. Estas características, escritas en unas tablas con las que se elaboró un árbol de Navidad en diciembre pasado, describen a la fundación Puente Vincular, de Mendoza, Argentina. Esta organización llama jinetes a sus miembros, por su afán de correr en ayuda a los demás.

Y María José Coni y Marina Menegazzo eran jinetes. Eran voluntarias de Puente Vincular y según se las describe desarrollaban un trabajo apasionado en esa organización.

Son las dos chicas que fueron asesinadas en el balneario Montañita, de la provincia de Santa Elena, donde llegaron para gozar de sus vacaciones, luego de un primer punto de visita en Perú.

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Justamente Puente Vincular, en su página de Facebook, difundió desde el 27 de febrero la desaparición de María José y Marina. Señalaba que habían sido vistas por última vez en el centro de Montañita, a eso de las 14:00 del 22 de febrero.

A Marina se la describía allí como rubia, de 1,53 metros de estatura, delgada, con un lunar en la parte superior izquierda del labio. De María José se decía que era morocha (pelo negro), de 1,70 metros de estatura aproximada y que eventualmente usaba lentes.

Estaban en la flor de su juventud. Marina tenía 21 años y María José, 22.

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“Marina y María José recorrían todos los domingos por la noche, junto a otros voluntarios, la Plaza Dorrego y la Terminal de Ómnibus en busca de niños, niñas, mujeres y hombres con estrategias de vida en la calle. Allí compartían una cena caliente y largos minutos de charla desinteresada en busca de forjar ese vínculo de reconocimiento y confianza mutuos que los habilitara a un proceso de acompañamiento psicosocial propiamente dicho”, señala un manifiesto de Puente Vincular, al dar cuenta del fallecimiento de las jinetes.

Agrega: “Nuestras jóvenes eran no solo serviciales, sino también alegres y dinámicas, con una exquisita disponibilidad para colaborar en todas las tareas que le fueran requeridas. Incluso más, en poco tiempo lograron tal adherencia a la propuesta de voluntariado de nuestra Fundación que fueron asumiendo roles activos y de liderazgo joven”.

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Yoli, miembro de la fundación, añade: “Eran dos chicas sanas, solidarias, hermosas por dentro y por fuera...”. (I)