Al menos cinco estrategias ha planteado el Gobierno para intentar aplacar el problema del desempleo en 2016; estas son la reducción de la jornada de trabajo, incentivos para empleo joven, nuevas modalidades de contrato, la implementación de un seguro de desempleo y la obligación de etiquetar mercancías en el país.

Algunas constarían en el proyecto de reformas laborales que se enviaría a la Asamblea próximamente; y otros ya están en vigor a través de acuerdos ministeriales.

Las medidas se anuncian en medio de una contracción económica –el Gobierno se rehúsa a calificar la situación como “crisis”– que ya se refleja en un deterioro en los indicadores oficiales de empleo y casos de despidos de cientos de trabajadores . Solo en lo que va de enero se conoció de la desvinculación de 309 empleados de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) y 350 de la Universidad Central (aunque se ha procedido a recontratar a 270).

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La Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut) denunció que 140 trabajadores fueron desvinculados de General Motors.

El viernes pasado, Rafael Ruiz llegó con su hoja de vida a la Bolsa de Empleo de Conquito, entidad municipal. Estuvo trabajando como guardia hasta el 1 de octubre pasado.

El hombre postuló para peón de albañilería: “Yo quiero trabajar de lo que sea”, aseguró. Necesita laborar con urgencia, pues tiene dos pequeños hijos; y su esposa trabaja solo por horas como empleada doméstica.

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Ese día, varias decenas de personas llegaron también al sitio para presentar sus carpetas, atraídos por la posibilidad de empleo en el Metro de Quito.

Técnicos les daban instrucciones de cómo aplicar a ofertas de trabajo en esta Bolsa de Empleo, en la cual se registraron 18.422 personas en 2015; también se le brinda charlas para que superen la “depresión” que pueden experimentar al quedarse sin empleo. Lo más importante es que sepan que ellos mismos son su mejor herramienta, opinó Alfonso Abdo, director de Conquito. Dos de las opciones que se promocionan son el emprendimiento y la agricultura orgánica.

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En recientes declaraciones, el presidente Rafael Correa señaló que las medidas no constituyen una “flexibilización laboral”, “pues no se permitirán la tercerización, la no afiliación al IESS o la explotación”.

Pero admitió que lo que se busca es “evitar un mal mayor, que es el desempleo”.

Mauricio Pozo, exministro de Finanzas del Gobierno de Lucio Gutiérrez, consideró que estas medidas “son un mal menor”, que sí están enmarcadas en una flexibilización laboral, pero que difícilmente resolverán el problema de desempleo que tendría origen en el propio manejo del Gobierno.

Pozo dijo estar de acuerdo con medidas de flexibilización laboral como la reducción de horas de trabajo, pues en dolarización un sistema rígido laboral no funciona bien. Y opinó que si las medidas no son de largo plazo, será complicado que el sector empresarial las acoja.

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Roberto Aspiazu, director ejecutivo del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE) considera que las nuevas medidas estarían enmarcadas en un proceso que ellos prefieren denominar “adaptabilidad ante la menor demanda” de producción.

Independientemente del término que se use, lo más importante es que se pueda proteger el empleo, dice.

Mañana está previsto que el nuevo Consejo Nacional del Trabajo y Salarios analice la propuesta de reformas, incluyendo las sugerencias de los empresarios. (I)

4,77
Por ciento es la cifra de desempleo que registró el país en el 2015, según las cifras oficiales del INEC.

12,6
Por ciento de desempleo existe entre los jóvenes de entre 18 y 24 años, informó esta semana el ministro de Trabajo.