La sociedad, compañeros, amigos ejercen una influencia en los adolescentes para seguir conductas, indica Ricardo Carcelén, psicólogo del Instituto de Neurociencias.

Esa presión social de estar ‘a la moda’ o ser chévere lo llevó a José, de 16 años, a ir a una de esas fiestas electrónicas organizadas en casas.

En una de esas, que afirma se organizan todos los fines de semana, probó marihuana por insistencia de en ese entonces su enamorada. “Lo hice, pero no me gustó y salí de eso solo, pero mi chica sigue consumiendo y me duele verla así”, comenta el adolescente, mientras llora.

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El alcohol, el tabaco y las drogas están disponibles en las fiestas que se promocionan por redes sociales y por el sistema de mensajería entre ellos y se forman cadenas.

Una de esas reuniones se suele conocer como ‘marroneo’. No se refiere solo a bailes sexuales, sino a un espacio donde los adolescentes se juntan para drogarse. Así lo cuenta Carlos Arévalo, presidente de la organización Latin Kings, quien trabaja en prevención de drogas con estudiantes de colegios del suburbio y sur de la urbe.

Los psicólogos recomiendan a los padres control y que los adultos estén presentes en estas fiestas y cualquier tipo de reuniones de adolescentes.

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Arévalo afirma que además se necesitan espacios para que los adolescentes se entretengan en talleres artísticos y oficios. (I)