El presidente catalán en funciones, Artur Mas, señaló este miércoles que la consulta independentista de 2014 fue un "gran acto de rebelión democrática" y consideró que su imputación judicial por su organización es la respuesta de un "gobierno (español) orgulloso y rabioso".

La consulta simbólica del 9 de noviembre, celebrada pese a una prohibición judicial, "fue un acto de plantarse ante el Estado, fue un gran acto de rebelión democrática. Salvando todos los obstáculos, plantamos cara y pusimos las urnas", dijo Mas en una entrevista en la radio pública regional.

Ante la negativa del gobierno español de Mariano Rajoy a permitir un referéndum de autodeterminación reclamado desde 2012, Mas impulsó esta consulta sin valor legal escudándose en la "libertad de expresión" a pesar de que el Tribunal Constitucional la había prohibido.

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Votaron 2,3 millones de personas, de las que casi 1,9 millones apoyaron la independencia.

La fiscalía se querelló contra él y dos miembros de su ejecutivo, y los tres fueron imputados el martes y citados a declarar para mediados de octubre por delitos de desobediencia, malversación, usurpación de funciones y prevaricación.

"Fue la reacción de un Estado o un gobierno orgulloso, herido en su orgullo, rabioso, torpe, incapaz de dialogar, que actúa a lo bruto y que hace todo lo posible para ver si se me puede cargar", dijo Mas, que definió esa votación como "el pulso más grande de Cataluña al Estado español en 40 años".

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Su imputación se produjo dos días después de la victoria electoral de su coalición independentista Junts pel Sí (Juntos por el Sí) en las elecciones regionales del domingo, presentadas por él como un plebiscito sobre su plan hacia la secesión en 2017 de esta rica región del noreste de España de 7,5 millones de habitantes.

Junto al otro partido independentista, la izquierda radical CUP, obtuvieron 72 sobre 135 escaños del parlamento regional (62 y 10 respectivamente) y, aunque no obtuvieron más del 50% de los votos, Mas reafirmó sentirse legitimado "para tirar adelante" con su plan.

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"Si el gobierno español quiere dialogar, nosotros iremos a sentarnos con ellos", concedió, aunque advirtió que "no veo a nadie en España que esté dispuesto a hacer un referéndum sobre la independencia de Cataluña con consecuencias jurídicas vinculantes".

Por ello, llamó a la CUP, que no quiere apoyar a Mas como nuevo presidente, a "unir fuerzas ante un adversario prepotente, que no quiere dialogar". (I)