La apreciación del dólar y la devaluación de las monedas en países vecinos como Colombia y Perú, han levantado, en estos días, el debate sobre la utilidad o no de tener tipo de cambio.

El presidente Rafael Correa lamentó a finales de agosto no tener “el principal instrumento: tipo de cambio. Es como estar en una batalla sin municiones”, escribió en esa ocasión en su cuenta de Twitter. Esto, en momentos en que la devaluación del peso colombiano había generado una ola de compras en la frontera de ese país.

Correa también había declarado: “Hemos dicho que se mantendrá la dolarización, pero (también) estamos diciendo claramente la barbaridad técnica, incluso en cuanto soberanía, que fue la adopción de la dolarización. Hoy estamos sufriendo las consecuencias por carecer de tipo de cambio”.

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Analistas consultados creen que aunque un tipo de cambio y una devaluación en el país que se la aplica trae beneficios temporales para los exportadores como mejorar la competitividad, también puede afectar la economía de la población.

El exministro de Finanzas Fausto Ortiz explicó que la devaluación de la moneda de países vecinos abarata sus productos y así sus exportadores pueden generar estrategias de mercado para hacerse más competitivos.

Mientras, agrega, quien tiene una moneda dura vive más dificultades a la hora de vender productos al exterior.

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Ortiz refiere que las devaluaciones de vecinos, en cambio, generan presión interna por comprar productos más baratos afuera, impulsando la importación.

Sin embargo, a lo interno de los países que devalúan deben compensar la medida con mayor inflación y la caída del poder adquisitivo, explica.

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Daniel Legarda, vicepresidente de la Federación de Exportadores (Fedexpor), señala que no tener moneda propia ante shocks externos como el actual genera dificultades de competitividad. Pero cree que esta no puede estar basada en las devaluaciones.

El dirigente gremial sostiene más bien que se debe bajar la sobrecarga de regulaciones, tener una política comercial de investigación científica en conjunto con las universidades en torno a lo productivo y generar facilidades de acceso a mercados a través de acuerdos comerciales.

Jaime Carrera, secretario ejecutivo del Observatorio de la Política Fiscal (OPF), recordó que cuando Ecuador tenía moneda propia sobre todo en las décadas de los años 80 y 90 realizó una serie de devaluaciones que apoyaban las exportaciones, pero “empobrecían a la población”. (I)