Anoche, el vocero del Vaticano, padre Federico Lombardi, contó que tras el encuentro personal del papa Francisco con el presidente Rafael Correa, que duró entre 20 y 30 minutos, hubo un momento en el que compartió con la familia más cercana de Correa: su esposa, hijos y su madre. Hubo también tiempo para una suerte de intercambio de obsequios.

El papa obsequió al Ecuador un mosaico de la Virgen con el Niño, que es una reproducción de la imagen venerada en la Capilla del Santísimo Sacramento en la Basílica de San Pablo extramuros. También entregó dos documentos, entre ellos la Evangelii Gaudium y la encíclica Laudato sí. El presidente Correa correspondió con un cuadro de la puerta y de la fachada de la Iglesia de la Compañía.

Foto tomada de Presidencia de Ecuador donde se observan los regalos que intercambiaron.

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Obras de ruso-ecuatoriana

En los días previos a la visita, monseñor Fausto Trávez, arzobispo de Quito y Primado del Ecuador, mostró tres de los regalos que se tenían listos para el papa.

Eran dos cuadros con hilo y con bordado y una efigie de San Francisco de Asís.

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El primer cuadro es La Dolorosa de Quito, imagen de la Virgen de los Dolores que en el comedor del Colegio San Gabriel en Quito "abría y cerraba los ojos como una persona viva", según informaron estudiantes en 1906. 

Elaborar ambos cuadros fue un proceso lento y complicado, dijo la artista Zhanna Plaksina, quien los bordó para el pontífice. Trabajó en el cuadro de la Dolorosa de Quito por seis meses, y explicó que cada cuadro tomó más de 100 horas en confeccionar. Comenzó preparando ambas imágenes en el programa Photoshop, escogiendo la mezcla de colores que juntos delinearían las sombras de ambas imágenes. Luego entrelazó con paciencia los hilos de diversos colores que se convertirían en los rostros de la Virgen y del Papa, según relató a Univisión.

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Contacto con enfermos

Un momento intenso vivido por el papa Francisco fue cuando a su paso a la Catedral, pudo acercarse a personas con discapacidad y enfermos. Luego dio un pequeño saludo a las personas que estaban en la puerta de la Catedral. No dio lectura a su texto oficial, sino que hizo un saludo espontáneo, “les voy a dar la bendición para cada uno de ustedes, para sus familias, para todos los seres queridos, y para este gran pueblo y noble pueblo ecuatoriano; para que no haya diferencias, que no haya exclusión, que no haya gente que se descarte, que todos sean hermanos, que se incluya a todos, que no haya ninguno que esté fuera de esta gran nación ecuatoriana, a cada uno de ustedes y a sus familias les doy la bendición”, dijo. Para Lombardi es claro el mensaje del papa que quiere que el pueblo ecuatoriano esté unido.

Sobre la jornada vivida en Guayaquil, el padre Federico Lombardi, vocero del Vaticano calculó que en la misa del papa Francisco en Guayaquil, hubo al menos un millón de personas. Al hacer una evaluación del segundo día de visita del papa a Ecuador, adicionalmente, comentó que estuvieron gratamente sorprendidos por la gran cantidad de personas que se apostaron en las calles al paso del pontífice (unas 500.000 personas), dijo. También mencionó la cantidad de personas que resistieron el mal tiempo en Quito y que igual esperaron al papa a su regreso a la capital. “El calor del pueblo ha sido maravilloso”, comentó. (I)