La nueva temporada artística en el Teatro Sánchez Aguilar comenzó hace un mes con dos obras dirigidas al público infantil: Nidos y Otto, de la agrupación española Teloncillo. Según Ramón Barranco, director artístico del teatro, ambas propuestas fueron un éxito, ya que la sala se llenó en un 60%, siendo la primera vez que el teatro se arriesgaba a ofrecer una alternativa para niños hasta 5 años de edad.

Según Barranco, de esta forma se marca un antecedente en el teatro, por cuanto uno de los proyectos en este año es darle más apertura y protagonismo al público infantil. “Desde el primer año del teatro pensamos en los niños, pero lastimosamente no nos llegaba mayor variedad de propuestas, en el mercado no había mucho material a disposición, ahora es diferente, nosotros lo hemos solicitado porque vemos la acogida que tienen estas propuestas y tenemos que darle al público lo que pide”, dice.

Estas dos obras de inicio de temporada se presentaron en un área del lobby, que tiene una capacidad para 150 personas. Barranco asegura que unos 100 niños acudieron a ambas presentaciones.

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Para él, atender al público infantil es muy importante. “Nosotros tenemos que crear público y los niños son nuestro público adulto del futuro. La probabilidad de que una persona que fue al teatro de niño lo siga haciendo de adulto es muy alta, debemos aprovecharlo”, sostiene.

Esta apreciación se confirma con los resultados de una investigación de mercado relacionada con el mundo de las artes escénicas, que presentó la revista Confluencias en septiembre del año pasado y que fue una iniciativa del teatro financiada por los municipios de Guayaquil y Samborondón, que determinan que la mayoría de adultos que visitan un teatro con frecuencia acudieron desde pequeños.

De una muestra de 2.000 encuestados, el 17% contestó que ha asistido al teatro en los últimos dos años y de este porcentaje, el 45% manifestó que lo hace desde niño.

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Barranco asegura que la idea es seguir ofreciendo material dirigido a los más pequeños. Este fin de semana, sábado 27 y domingo 28, se realizarán las últimas funciones de Gali Galápagos, una producción del Teatro Ensayo Gestus, que busca enseñar a los niños el cuidado de la naturaleza y los medios para salvar a la Tierra de la contaminación.

Otra obra próxima es Guagüitas, del grupo Teloncillo, en coproducción con una agrupación quiteña que se llama Fundación Círculo, y que se estrenará el 4 y 5 de julio, y que habla sobre el recurso del agua y su correcto uso.

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Además, hay talleres de teatro que se imparten un día a la semana bajo la dirección de Aleida Santiago. También está la matiné cultural, que realizan año a año, en la que el niño disfruta de un día entero en el teatro, con el fin de despertar su interés por las artes escénicas.

“Considero que el teatro ayuda a los niños a despertar su imaginación y el razonamiento, porque aunque es una actividad de entretenimiento como ir a jugar o ir al cine, el teatro presenta un acto vivo que te invita a analizarlo”, comenta Ramón.

Según Gisella Martillo, directora del nivel inicial del Centro Educativo Naciones Unidas, siempre han existido propuestas para niños en lugares públicos como los centros comerciales, el teatro y parques culturales como el Parque Histórico, sin embargo, ahora la cantidad y variedad de actividades son más notorias, “porque son precisamente los niños los que se convierten en ese imán que despierta el interés en los padres por visitar dichos lugares”, opina.

Así como la parte artística, cada vez hay más actividades dirigidas a los pequeños para que estos aprendan y aprecien el valor de cuidar la naturaleza y el medioambiente. Es por esto que el Parque Histórico Guayaquil ofrece varias actividades para la familia que fomenta la interacción de los niños y adultos con la naturaleza, así como la cultura del Guayaquil antiguo.

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“Creemos que para que exista una educación medioambiental se debe empezar con los niños, en ellos se empieza a crear la conciencia de la importancia que tienen los seres vivos, la naturaleza y las especies representativas de la Costa y Amazonía. Con este público vamos a lograr cosas a mediano plazo, creando lazos entre personas y animales y fomentando el respeto hacia los animales”, asegura Lorena Falconí, gestora cultural de la Empresa Pública de Parques Urbanos y Espacios Públicos (Eppuep).

“A nosotros nos visitan muchos centros educativos y creemos que la enseñanza del parque combina muy bien con lo que aprenden en el colegio, con la ventaja de que es una experiencia significativa porque los niños ven el recurso, ven a los animales o plantas, por lo que se convierte en un aprendizaje más tangible”, acota.

Además de las visitas programadas a las tres zonas del parque, en fechas especiales realizan charlas educativas e interactivas con animales, verbenas, juegos tradicionales como el trompo, carrera de ensacados, ula ula, rayuela, entre otras.

“Estas actividades son importantes, ya que como el niño está en una etapa de crecimiento, necesita mucha actividad física, espacios grandes y verdes que le permitan canalizar toda la energía que tienen. Además que el contacto cercano con la naturaleza también aporta en su salud”, recalca Lorena.

Para Gisella, estas actividades benefician directamente el desarrollo del área socioafectiva-emocional de niños entre 2 y 7 años, porque hace que se integren con otros niños y eso genera seguridad y confianza. Los más grandes, de 8 a 12 años, desarrollan otras áreas como la competencia, integración y relación con otras personas de edades similares.

Los centros comerciales no se quedan atrás en esta tendencia, pues ya no son un mero lugar de compras, sino un centro de distracción. Natalia Tamariz, gerenta de Marketing de Villa Plaza, recuerda que todos los centros comerciales incluyen alternativas para niños, ya que de esta manera se cumple con el propósito de ofrecer un espacio para toda la familia.

“Nosotros desde un inicio hemos procurado ofrecer alternativas para los más pequeños, porque por la ubicación que tenemos recibimos la visita de muchas familias jóvenes que buscan nuevas opciones de distracción para sus hijos”, comenta.

Lugares como Villa Plaza, Plaza Lagos, Riocentro Entre Ríos y Plaza Navona se valen de recursos lúdicos, interactivos y llamativos para captar la atención de los pequeños. En Village Plaza, por ejemplo, los niños hacen las veces de minichefs, pintores, elaboran adornos manuales o asisten a un teatro al aire libre. En Riocentro ellos pueden sentarse a colorear, armar rompecabezas o dibujar, en tanto que en Plaza Lagos las fiestas temáticas son las más comunes, como por ejemplo Halloween o Easter, en las que a más de decorar el lugar, los personajes como el conejo de Pascua o monstruos típicos de estas celebraciones son los que reciben a los pequeños.

Mientras, en Plaza Navona hay clases de cocina, talleres de fotografía, pintura, escultura, teatro infantil y shows temáticos, en su mayoría de magia. Todas estas actividades son gratuitas y el niño debe asistir con un miembro de la familia.

“Estas alternativas ayudan en el desarrollo psicomotriz e intelectual de los pequeños, haciendo que el niño conjugue el movimiento de su cuerpo y su imaginación”, dice Elizabeth Gutiérrez, administradora de Plaza Navona. (I)

Los niños son un público importante porque muchas veces son ellos los que despiertan el interés en los padres por visitar un lugar”.Lorena Falconí Gestora cultural de Eppuep.