El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo el jueves que asumirá el costo político de redistribuir la riqueza y defendió su propuesta tributaria, que sube impuestos a la herencia y a la venta de inmuebles, y que ha molestado a opositores, empresarios y sectores que piden respeto a su patrimonio familiar.

Las reformas que se tramitan en la Asamblea Nacional buscan elevar la tasa y el monto base para el impuesto a la herencia y fijar un tributo para los ingresos extras por la venta de inmuebles.

"Sabíamos que iba a haber costo político, lo más fácil era no hacer nada (...) Estamos para jugarnos la vida para tener un país más justo. Sabíamos que estábamos poniendo el dedo en la llaga, pero no sabíamos que ardiente estaba la llaga", dijo Correa a periodistas en Bélgica, en donde participó de la Cumbre Celac-Unión Europea.

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Desde la noche del lunes han habido protestas callejeras en varias ciudades en rechazo a las reformas que, según el Gobierno, sólo afectará a un 2% de la población en el caso de las herencias.

El movimiento político de Correa ha convocado a sus seguidores a contrarrestar las marchas opositoras.

Los empresarios han cerrado filas contra el Gobierno y pidieron el jueves en una rueda de prensa el archivo de las polémicas reformas con carteles que decían: "Mi trabajo es para mis hijos".

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"Este proyecto de ley no hay que conversarlo más, hay que archivarlo", dijo el presidente de la asociación de empresarios Cámara de Guayaquil, Pablo Arosemena. 

Mientras que los oficialistas han utilizado carteles indicando que "defenderemos lo logrado" en referencia a las obras del gobierno correísta.  (I)