El Rey que salió del fango

El siguiente reportaje fue escrito por la periodista Tali Santos y publicado en EL UNIVERSO el 23 de febrero del 2003. Hoy, que ha fallecido el conocido locutor, lo publicamos para conocer algo más sobre la vida de Pablo Hannibal Vela: Pablo Hanníbal Vela Córdova representa a cuatro personajes reales, cada uno consecuencia del otro. Tres, conocidos entre los aficionados al deporte, se parecen y lo marcan. El cuarto, diferente, representa una metamorfosis de la que aún duda su propia madre.Dos pertenecen al pasado: el uno, el Rey de la Cantera, el comentarista deportivo que denunciaba y cuestionaba a jugadores, dirigentes, árbitros y periodistas con un estilo agresivo; tal vez el más popular de los periodistas de esa rama en los años sesenta, setenta y ochenta; aquel que varias veces armaba escándalos en el palco de prensa de los estadios, como recuerda César Torres, editor de la revista Estadio o el que, con su presencia, colmaba la cabina de las radios en las que laboraba de humo de marihuana y de amigos que compartían su vicio.El otro, él mismo. Un alcohólico y drogadicto que compartió el objeto de su vicio con sus hijos.Los otros dos personajes están vigentes. Uno es también el Rey de la Cantera, evolucionado, que se jacta como siempre de ser el mejor informado de lo que ocurre a los protagonistas del deporte local porque “nada le es oculto”, ya que –como dice en sus programas radiales y de televisión– “todo le chamullan, todo le sapean”. El que sorprende con sus denuncias y que cuestiona con aquella voz ronca y peluda también de siempre, pero en un lenguaje menos desafiante. Ahora se queda en la jocosidad y en lo popular de un personaje que él creó hace 35 años y al que no abandona porque es el que le permite pagar el costo de su subsistencia.El otro, el del cambio, es el hombre que lleva más de cinco años sin consumir droga ni licor. Aquel que, como asegura Guillermo Pepper, su compañero hace cinco años en Grupo Radial Delgado, no soporta que alguien tome frente suyo y que, durante viajes a otros países para coberturas deportivas, va a centros de narcóticos anónimos y habla a otros sobre su cambio.Pablo Hanníbal Vela Córdova se autoproclamó Rey de la Cantera en 1968 al responder a un periodista de otra radio que lo llamó ‘el loco de las piedras’ en alusión a la frase ‘si me tiras piedras yo te tiro una cantera’, que Vela decía a sus enemigos en el programa deportivo que tenía en la desaparecida radio Mambo.El divorcio de sus padres, ocurrido poco después de su nacimiento, lo dejó viviendo en casa de su abuela materna, de donde huyó a los 13 años para irse con su padre Pablo Hanníbal Vela Chávez. Él lo recibió con una advertencia: “Para comer en esta casa todos deben colaborar. Lo tuyo es la radio”.En la emisora Cóndor donde su padre tenía el programa ‘El sillón del peluquero’ fue ‘el niño de los goles’, aprendió a decir publicidad rápida, locutó noticias internacionales y luego a discutir en mesas redondas sobre deporte. Dejó de estudiar cuando estaba en segundo curso de secundaria.A Barcelona se alineó por conveniencia. Él era hincha del Everest y en los programas radiales lo defendía de las críticas por los malos resultados que tenía. Pero su papá le abrió el camino para la popularidad: no sigas hablando de ese equipo porque te vas a morir de hambre, habla de Barcelona que es el más popular.En radio Mambo tuvo su primer programa ‘Media hora con el Rey’, que se convirtió en una hora y luego en dos horas con el Rey.Everest descendió de categoría y él empezó a sentir una pasión por el equipo de la camiseta amarilla hasta el punto de agredir a otros por defenderlo. Tras un partido entre Emelec y Barcelona, en el que su equipo perdió, rompió la cabeza de quien en ese momento era su compañera con un anillo de oro que tenía grabada la palabra rey porque bromeó sobre la derrota.Tiene diez hijos, dos de su primer matrimonio, cinco del segundo, dos de otra relación que tuvo al mismo tiempo y una niña de casi 4 años con su actual compañera. En el fondo El Pablo Hanníbal del pasado era un hombre vulnerable. A los 23 años, una decepción por el fracaso de su casamiento, lo llevó a aceptar una invitación de un amigo: “Tómate un traguito y fúmate un grifito y se te pasa la decepción”.Aceptó y, al hacerlo, empezó un periodo de 30 años de degradación.El Rey de la Cantera resultó afectado al estar atrapado en los vicios de Pablo Hanníbal, que lo llevaron a perder trabajos uno tras otro.En 1988 ingresó a la Penitenciaría tras ser detenido cuando portaba marihuana y coca y por usar a uno de sus hijos menores para venderla.Su actual compañera, Mónica Hernández, menor que él con 26 años, lo conoció hace doce en la esquina de su casa, Riobamba y Tomás Martínez, donde él acudía diariamente a proveerse de droga.Por seguirlo, durmió en los callejones donde pasaban días drogándose y estuvo al filo del suicidio.A ambos los internaron en clínicas de rehabilitación. A ella la llevaron sus hermanos y a él dos de sus hijas, Alicia y Carmen. Francisco Jurado, del Centro Terapéutico de Alcoholismo y Drogas (Cetad), recuerda aquel 13 de septiembre de 1997 cuando Pablo ingresó: “Rehabilitarlo era un reto”.El Pablo Hanníbal Vela de hoy es un caballero, dice el periodista Carlos Víctor Morales, quien lo admira por su capacidad para retener datos: “Tiene uno de los cerebros más privilegiados del país”.Siempre gustó de los tangos, porque su madre Alicia Córdova, conocida en el mundo del espectáculo como Carmen Rivas, es una intérprete de este género musical. También de la música de Héctor Lavoe y de Daniel Santos, quien cuando visitaba Ecuador no dejaba de ir a casa del Rey con quien compartía su gusto por el alcohol y la droga.Es el padrino musical de Aladino, el Rey de la Rocola, quien hace 23 años era sonidista de su programa radial. Pablo Hanníbal permitió que las primeras canciones que éste había grabado se difundieran en su popular programa.Ahora, a los 59 años, según su esposa Mónica, “es muy hogareño” y si los invitados de una fiesta a la que él va están ebrios prefiere marcharse.En la década del setenta participó en dos filmes mexicanos que se rodaron en Guayaquil y el año pasado actuó en la filmación de la película Titanes en el ring, dirigida por Viviana Cordero.“Tiene mucho talento y es encantador”, indica la cineasta, quien solo conoció al Pablo Hanníbal Vela de hoy, a aquel que, junto a otro compañero, alcanzó la rehabilitación que otros trece que ingresaron con él no lograron. (I)

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