Las calles del malecón de Puerto Ayora, en la isla Santa Cruz, en Galápagos, lucen llenas de turistas extranjeros que, aunque sustentan la economía de este cantón, contribuyen a la generación de desechos.

Un estudio señala que cada turista en la isla genera 0,82 kilos de desperdicios al día.

Según estimaciones de la Dirección de Gestión Ambiental del Municipio de Santa Cruz y de los operadores de turismo, esta isla recibe diariamente a una población flotante de entre 1.200 y 2.000 turistas, quienes, sumados a sus casi 18.000 habitantes, produjeron un total de 5,6 millones de kilos de desperdicios en el año 2014.

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Autoridades locales refieren que una de las principales preocupaciones es evitar que la basura contamine el frágil ecosistema de las islas, y para ello se han tomado medidas.

Una ordenanza municipal regula y establece sanciones para quienes no clasifiquen los desechos en la fuente, es decir, todos en la isla tienen la obligación de clasificar la basura y depositarla en recipientes señalizados antes de ser entregados a los recolectores municipales. A los operadores de las embarcaciones turísticas también se aplica la norma, ya que se estima que cada turista deja diariamente 2,39 kilos de desechos en cada embarcación.

Mario Piu, director del Ambiente del Cabildo, dice que hace cuatro años se implementó el eslogan las ‘4R’: recicla, reusa, reduce y rechaza. Esto, con el objetivo de reforzar una cultura local que desde hace doce años tiene bases entre los colonos: el reciclaje.

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Se dictan charlas a los estudiantes en los establecimientos educativos, a la ciudadanía y al personal de entidades públicas y privadas en un centro de capacitación municipal con el fin de que aprendan a reciclar, separar y clasificar sus desechos para que puedan ser transformados en nuevos productos.

El año pasado se reciclaron, solo en la isla Santa Cruz, 302 toneladas (t) de cartón, 263 t de vidrio, 100 t de plástico y 65 t de papel, según las estadísticas del Municipio de la isla.

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Reusar es dar la máxima utilidad a las cosas lavándolas o arreglándolas, por ejemplo, en lugar de desecharlas. Reducir implica diminuir el volumen de productos que se consumen, no comprando artículos innecesarios. Finalmente, se inculca ‘rechazar’ la compra de artículos. La propuesta es que se adquiera lo realmente necesario.

En cada establecimiento comercial, en puntos de alojamiento y en los diferentes sitios turísticos se exhiben tres recipientes de diferentes colores para colocar los desechos.

El de color azul, por ejemplo, es para vidrios, latas, empaques tetrapack, pilas, baterías, juguetes, papel, cartón y plástico. El tacho negro está destinado a desechos no reciclables como pañales desechables, zapatos, ropa, espuma flex, papel higiénico, servilletas y toallas sanitarias. El recipiente verde, en tanto, acoge desechos orgánicos como restos de comida, frutas, huesos, carnes y lo resultante de la poda de jardines. Personal municipal se encarga de la recolección tres veces por semana, variando en días y horas.

Por medio de esta estrategia, en el 2013 se logró la recuperación del 36,5% de toda la basura producida ese año.

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Leopoldo Bucheli, alcalde de Santa Cruz, sostiene que este programa no solo permite reciclar y mantener el equilibrio ecológico de la isla, sino que genera empleo formal a cuarenta colonos.

Los desechos pasan por varias fases, desde la recolección y transporte hasta la llegada a la planta de reciclaje Fabricio Valverde. Esta es la única en Santa Cruz y lleva su nombre en honor al fallecido guardaparques que inició el proceso de reciclaje en la isla.

Allí, luego de un nuevo proceso de clasificación y control, se los embala para trasladarlos a las fábricas recicladoras de Guayaquil. Este sistema le representa al Cabildo un costo anual de 1’400.000 dólares. El 50% es financiado a través del cobro de una tasa a los contribuyentes, que se incrementa anualmente en el 10% hasta llegar a cubrir todo el valor. La Municipalidad desembolsa el 40% y el 10% restante se cubre con la venta del material reciclado.

Con la basura orgánica se produce abono, mientras que el resto de los desechos es depositado en el relleno sanitario de la isla, situado en el km 27 de la carretera que une a Puerto Ayora con el Canal de Itabaca, puerto de entrada a la isla Baltra. (I)