Desde el pasado 2 de mayo, cuando el presidente Rafael Correa anunció que Tania Arévalo Cobeñaz había obtenido 1.000 sobre 1.000, el puntaje máximo en las pruebas del Examen Nacional de Educación Superior (ENES) para acceder a estudios superiores, el teléfono de ella no deja de sonar.

“Me llaman funcionarios y autoridades, periodistas y otras personas”, señala esta machaleña de 24 años que reside junto con su madre, hermana, esposo e hijo de 9 años en el barrio San Estuardo, de la capital orense. “Estoy feliz por el logro y por las oportunidades que me da el Gobierno para estudiar”, agrega. Ahora su sueño es conseguir un título de profesora o abogada, “para ser una gran profesional y servir al país”.

El año pasado, el otavaleño Pablo Farid Velasco Oña también obtuvo 1.000/1.000 en las pruebas ENES y eligió estudiar cine en la Universidad del Sur de California.

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Tania afirma que fue invitada a Quito por funcionarios del régimen. Ella tenía previsto viajar anoche a la capital, donde hoy la recibirán “autoridades de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt)”, con quienes verá las opciones de estudios superiores que tiene, aunque ella se inclina por la docencia. Dice que está dispuesta a cambiar su ciudad de residencia, pero lo único que pide es que se le den facilidades para que se mude junto con su esposo y su hijo.

Cuenta que su vida no ha sido fácil. Su madre, Rosa Cobeñaz, migró a España cuando ella tenía 14 años y quedó al cuidado de su hermana, tres años mayor. A los 15, cuando cursaba tercer año de ciclo básico (hoy décimo año de Educación Básica) en el colegio Machala, Tania se embarazó y al final del año lectivo nació su hijo (hoy de 9 años).

Al no tener ayuda para la crianza de su pequeño, abandonó el colegio. Su madre volvió al año siguiente y desde entonces ha sido su mayor apoyo. En el 2010, Tania reanudó sus estudios y en marzo pasado rindió las pruebas del ENES. “Pensé sacar unos 800 puntos. Las preguntas no fueron difíciles y creo que los deberes que hago con mi hijo me ayudaron”, dice.

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Pese a las dificultades que enfrentó, asegura que la familia que formó con Néstor Sarango es su mayor bendición y su hijo quiere seguir su ejemplo. (I)