El dulce beso de su hija y una carta de su otra niña con la frase “te amo mucho, mamita linda” han sido los mejores obsequios por el Día de la Madre que ha recibido Carmen Vinueza, oriunda de Otavalo.

Ayer, en el día clásico de las mamás, ella caminaba con sus tres hijas (la mayor tiene 12 años) hacia la Catedral para escuchar la misa y agradecer por las bendiciones recibidas.

Ya en la iglesia, Melani, su primogénita, se acercó a la imagen de la Virgen María que estaba rodeada de flores en el altar. “Le pedí por la salud de mis padres y le agradecí a Dios por la madre que me dio, luchadora e incondicional. ¡Es la mejor mamá!”, expresó la joven, quien preveía darle una sorpresa a su mamá al llegar a casa, en referencia al cartel hecho de fómix con fotos familiares.

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Con estos detalles o las infaltables rosas, o las clásicas serenatas, paseos y almuerzos en familia fueron agasajadas las madres. Los hijos que ya no las tienen en vida llegaron a los distintos cementerios a cantarles.

En la Catedral, antes de iniciar la misa de 11:00 se pidieron aplausos por las madres y, durante el sermón, también se pedía orar por ellas. Lo mismo ocurrió en las iglesias San Francisco, San Agustín y otras del centro guayaquileño.

Verónica Figueroa eligió un ramo de rosas con un globo que decía “Te amo mamá” para su progenitora Carmen López. “Ella es todo, la que siempre está ahí, la que ha amado y se ha preocupado por sus tres hijos. Le tenemos preparada una reunión familiar sorpresa”, manifestó la mujer, acompañada por su hijo, Ronny, de 12 años.

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Mireya Palacios llevó a su mamá a disfrutar de las presentaciones musicales que ofreció el Parque Histórico, en el sector de La Puntilla. “La serenata estuvo muy emotiva. Vine con mi mamá (Blanca Sagbay) porque a ella le gusta la música”, dijo la residente de la cdla. Quisquís.

Las cantantes Giselle Villagómez y Giselle Hidalgo dedicaron varios boleros a las madres, mientras personal del parque repartió rosas. Y en el show de Los Compadres también fue dedicado a ellas. Los actores recitaron amorfinos e historias graciosas de cómo son las madres en el trato con sus hijos.

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Pero la alegría por este día no todos la compartieron. En los cementerios, hijos pintaban las bóvedas en que reposaban los restos de mamás y abuelas. Ponían flores, dedicaron canciones o simplemente contaron, en silencio, sobre su vida. Otros sonrieron al recordar al pie frases que les decían sus mamás cuando eran niños.

“Extraño el ‘más tarde te pego’”, dijo Jair Pilay, de 18 años, quien perdió a su madre hace cerca de ocho años. “Siempre la llevo presente, me hace mucha falta, era muy cariñosa”, dijo. Él estaba acompañado con su padre, hermana y abuela.

Cristopher, de 12 años, le escribió una carta en la escuela y se la colocó en la tumba de su madre, Beatriz Mendoza, quien falleció hace tres años.

Los hermanos Rosa, Betsabé y Jaime Salazar también visitaron a su madre, Bella Noboa, quien murió en el 2008. La recordaron por ser “mamá corazón”, como la llamaban por lo dulce y amorosa. (I)

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