Óscar López Rivera permanece desde hace 33 años en una cárcel estadounidense por conspirador, según sentenció el tribunal que lo condenó en 1981 tras acusarlo de ser parte de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Puerto Rico (FALN), una organización clandestina que luchaba por la independencia de la isla de Estados Unidos.

En mayo del 2014, López cumplió 33 años en la cárcel de los 70 a los que fue sentenciado. Es el único de los 16 militantes del FALN arrestados en aquellos años que todavía se encuentra tras las rejas.

Cuando en 1981 fue detenido a las afueras de Chicago, el puertorriqueño estaba en la lista de los más buscados por el FBI. Se había ido a la clandestinidad con otros compañeros en 1976 después de que fueran encontrados explosivos y armas vinculados a las FALN.

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Para ese entonces, el grupo había reclamado la autoría de múltiples atentados en EE.UU. de los más de cien que alcanzarían a cometer, que dejaron seis muertos y decenas de heridos.

"Para nosotros poder sobrevivir como pueblo no teníamos otra alternativa. Estamos hablando de un momento de bastante persecución y represión, y queríamos sobrevivir. Usábamos lo que se llama 'propaganda armada' para llevar el mensaje de nuestra lucha", le dice López a BBC Mundo desde la prisión federal de Terre Haute, en Indiana, la cuarta cárcel por la que ha pasado.

Han sido tres décadas que han visto cambiar la dinámica política de Puerto Rico y la percepción de la figura de Óscar López, que se ha convertido en el centro de una campaña que pide su liberación.

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Esa condición de símbolo es rechazada desde el otro lado por las víctimas de las acciones de las FALN y sus familiares, quienes exigen que López cumpla su sentencia.

Libertad rechazada

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López pudo haber quedado libre en 2009, pero rechazó la posibilidad.

En 1999, el entonces presidente Bill Clinton, ofreció conmutar la sentencia a 13 miembros de las FALN. Salvo López, todos aceptaron y hoy se están en libertad.

Para él la oferta presidencial incluía la condición de cumplir 10 años más en la cárcel con buen comportamiento.

"No me arrepiento de no haber aceptado. Mi experiencia había sido fatal los primeros 18 años en la cárcel y pensaba que sería imposible salir con buen comportamiento después de todo lo que me habían hecho", explica López a BBC Mundo.

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"Además éramos 15 solicitando la clemencia, pero sólo 13 recibimos la oferta, y yo nunca he dejado atrás a nadie, ni en Vietnam, ni en mi comunidad", dice destacando su participación en aquella guerra para la que, como tantos otros, fue reclutado obligatoriamente.

"Recibí una carta del gobierno de EE.UU. diciendo "si usted no se reporta al centro de inducción en tal fecha, puede encarar hasta 5 años de prisión" y yo lo que menos quería era ir a la cárcel, así que fui", recuerda.

Estado asociado

Algunos consideran que la sentencia de López está condicionada por la relación política entre Puerto Rico y EE.UU., país del cual la isla es estado libre asociado desde 1952, por lo que controla los asuntos fiscales, de defensa e inmigración.

Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses pero no pueden votar en elecciones presidenciales de EE.UU., a menos que vivan dentro del territorio estadounidense.

El único representante de la isla en el Congreso no tiene derecho a voto, en lo que algunos describen como una relación de subordinación.

Conspiración sediciosa

Según el concepto de Jan Susler, abogada de Óscar López, el delito de conspiración sediciosa no debería ser aplicable en su caso. "El delito de conspiración sediciosa está basado en la relación entre Puerto Rico y Estados Unidos. La sedición implica que tú estás en contra de tu gobierno. Pero no es viable para Puerto Rico pertenecer a, pero no formar parte de EE.UU.. Es imposible que un ciudadano de una nación sea sedicioso en contra de otra nación", asegura. "La aplicación de esta ley se ha usado exclusivamente contra puertorriqueños entre los años 30 y 80, lo cual es ilegal. Una ley no se puede usar solamente en contra un grupo o unos ideales", agrega.

Los que respaldan a López comparan su caso con el del expresidente sudafricano Nelson Mandela, detenido por un gobierno de supremacistas blancos al que consideraba ilegítimo, pero esa es una valoración con la que no todos están de acuerdo.

Volver a la isla del encanto

Durante su conversación telefónica con BBC Mundo desde la cárcel de Terra Haute, López aseguró que su aspiración es regresar a Puerto Rico, de donde salió a los 8 años con su familia rumbo a Chicago, "a ver el mar".

López tendrá 83 años cuando cumpla el suficiente tiempo encarcelado para poder optar a salir bajo palabra.

El único recurso que tiene para salir antes es si el presidente Barack Obama acepta la solicitud de conmutación de sentencia que le presentó su defensa.

"Estamos bregando por conseguirlo. No pierdo las esperanzas de que me dé la clemencia; Clinton ya lo había hecho, lo cual es buen precedente", le dice López a BBC Mundo.

Sus abogados subrayan que la realidad política ha cambiado y descartan que una vez libre López vaya a reinsertarse en algún tipo de activismo violento en favor de la independencia. (I)