El velorio estaba lleno de estudiantes de algunos colegios de Guayaquil. Unos indignados, otros entristecidos; la gran mayoría era menor de edad. Todos eran amigos y compañeros de Jamileth V. M., de 13 años, quien fue asesinada con un disparo en la cabeza la madrugada del domingo.

Su cuerpo fue velado este lunes en la casa de su abuela, en el bloque 17 de Flor de Bastión, en el noreste de Guayaquil, donde vivió desde que era una niña. Su madre habita en otra casa.

Y precisamente su abuela, quien pidió que no sea revelado su nombre, dijo haberse turbado y sorprendido cuando le informaron la zona donde su nieta fue asesinada: Avenida del Ejército y Francisco Segura, en el sur de la urbe, a unos 40 kilómetros de su casa.

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La abuela manifestó que desconocía que su nieta estaba en ese sector, pues habría salido del domicilio cuando ella y su conviviente, abuelo de la ahora occisa, se ausentaron de la vivienda.

Un familiar de la menor contó que advirtió a la adolescente sobre no salir sin permiso de los abuelos y menos a un sector del suroeste de Guayaquil, al cual identificó como barrio Londres.

Allí habría asistido a una discoteca en compañía de amigos, entre hombres y mujeres, según los familiares.

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Cuando salieron de ese sitio y se dirigían a la casa de una de las mujeres, se produjo el trágico incidente.

Basados en el relato de supuestos testigos del hecho, los parientes de la ahora occisa contaron que un joven, identificado como Luis S., de 19 años, sería el autor del crimen.

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“Dicen que venían caminando y que las amigas se adelantaron y ella (Jamileth) se quedó atrás con él (Luis); de ahí, la ha cogido del pelo y la ha arrastrado en el piso y le ha dicho que él era capaz de pegarle un tiro, y sacó un arma y le disparó”, contó una allegada.

Enseguida, narró la pariente, el supuesto criminal se alteró y gritó: “¡La maté, la maté!”. “Y comenzó a apuntar a todos para que no lo cogieran”.

Jamileth sería sepultada al mediodía del martes.