Hasta fin de año el Centro de Investigación y Desarrollo de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (Cidfae) debe entregar cuatro fuselajes de aeronaves no tripuladas, que en principio serán usadas en misiones de vigilancia en la frontera norte.

El plazo lo estableció el jefe de Estado, Rafael Correa, y será el inicio de la segunda fase del proyecto con el que se busca convertir al país en productor regional de drones con fines de seguridad, monitoreo de posibles desastres naturales y vigilancia de sectores estratégicos.

Esta semana fue intenso el trabajo en el Cidfae, ubicado en el aeropuerto Chochoan de Ambato. A contrarreloj se hacían piezas y partes de los aviones y pruebas piloto para lograr que los drones vuelen de forma autónoma en su totalidad.

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El director de este centro, el mayor Paúl Armas, explicó que hay un avance del 90 % en el aspecto tecnológico de las aeronaves. “El despegue y aterrizaje se realiza por radio control pero todo el vuelo ya es autónomo. La aeronave de prueba (Fénix I) ha logrado desplazarse a 60 km de distancia y enviar imágenes en tiempo real”.

Hace seis meses Gavilán I se destruyó durante las pruebas de despegue automático.

En el 2015 se trabajará en la adaptación de aplicaciones como sistemas de cámaras de video y fotográficas, y sensores para medir las condiciones ambientales, pero también para guerra electrónica.

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A inicios de este año Correa recordó que en el 2007 el país pagó $ 20 millones a Israel por seis aviones no tripulados y que las aeronaves de fabricación nacional tendrían un costo de medio millón de dólares.

Armas aseveró que el prototipo ecuatoriano podrá volar de forma autónoma y enviar imágenes en tiempo real a una distancia de 150 kilómetros y hasta 6 mil metros de altura. Mientras un dron comercial vuela unos 20 minutos, los elaborados para misiones de tipo militar pueden permanecer en el aire entre cinco y siete horas.

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El ministro de Defensa, Fernando Cordero, dijo en marzo a Andes que en el 2016 el prototipo debe estar operativo y se aspira a fabricar en serie para comercializarlo en la región.

En 1996, la FAE elaboró dos aparatos dirigidos por radiocontrol para interferir comunicaciones peruanas o impactarse contra radares. Con la firma de la paz nunca se usaron.