Pensativa y mirando con preocupación hacia ambos extremos de la calle principal de la parroquia de Guayllabamba, treinta minutos al norte de Quito, se podía ver el lunes pasado a María Aída Quinteros.

Durante 45 años esta mujer se ha dedicado a la venta de fritada en esa población. Con esta actividad dice haber criado y educado a sus hijos,  levantado su vivienda y continúa siendo el sostén familiar.

Sin embargo, el negocio se ha reducido a raíz del sismo de 5,1 grados en la escala Richter que el 12 de agosto pasado afectó a Quito y las localidades cercanas, sobre todo por el cierre de la vía Collas-Guayllabamba.

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Para el último fin de semana,  María invirtió $ 600 en carne de cerdo, choclos, papas, maíz y maduro. Pero el resultado de la venta fue amargo. Apenas recuperó $ 50 entre sábado y domingo.

“Ya son dos semanas que no vendemos nada. Ahora nos cierran la vía seis meses y cómo vamos a vivir, cómo vamos a comer si nosotros ganamos el día a día, no tenemos un sueldo fijo”, reclamó.

Unos metros más adelante está una vendedora de chirimoyas y aguacates que prefiere no decir su nombre. Su situación no es diferente a la de María. Le preocupa que el fin de semana apenas haya vendido cinco cajas de chirimoya, cuando lo normal es vender entre 15 y 20.

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“Lo peor de todo es que por estas fechas no se da chirimoya en el sector. Lo que tengo lo traje de Perú. Mi temor es que se dañe y tenga que dar a los chanchos”, dijo.

En un principio, la ministra de Transporte y Obras Públicas, Paola Carvajal, había anunciado el cierre de este tramo por seis meses, ya que se detectaron daños graves en los taludes de la carretera, tras el sismo.

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Además, se prevé aprovechar este cierre para ampliar la vía a cuatro carriles, dejando habilitada únicamente la E35, para el ingreso y salida a Quito desde y hacia el norte del país.

Pero el reclamo de los moradores de Guayllabamba, que es una zona eminentemente turística, hizo replantear el cierre total.

Cierre de un carril

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Esta mañana Carvajal anunció que en dos meses el tramo Guayllabamba-Collas será reabierto con restricciones. De 06:00 a 18:00 se habilitará un carril.

Esto provocará que la obra completa (estabilización de taludes y ampliación) que debía entregarse en seis meses tome un año.

También se intervendrá, durante cinco semanas, el tramo de 20 kilómetros entre San Antonio de Pichincha y Perrucho donde se colocará una capa asfáltica de una pulgada. Y se proyecta arreglar la vía que une San José de Minas con Otavalo, en Imbabura, para descongestionar la E35.

“El pedido es a los ciudadanos de los sectores (afectados por el cierre) que deben entender que es un tema de priorizar la seguridad. No podemos arriesgar porque lo primero es la seguridad de las personas”, anunció la ministra Carvajal.