Con nervios tomó un marcador. Era la prueba de Jéssica Ruiz Franco, de 25 años, haciendo uso de las prótesis que reemplazan a los brazos que le fueron cercenados en un ataque brutal de su exconviviente. Letra por letra escribió su segundo nombre: Alexandra. Mientras lo hacía su rostro iba dibujando, poco a poco, una sonrisa.