El anuncio que hizo hace cinco días la ministra del Ambiente, Lorena Tapia, de imponer multas de hasta $ 88 y prisión a quienes contaminen el estero Salado, vino acompañado de críticas que enfrentan nuevamente al Gobierno y al Municipio de Guayaquil.

“Dada la inacción del Municipio de Guayaquil, nos hemos visto en la necesidad de hacer la declaratoria de área protegida y tomar las acciones mencionadas”, aseveró Tapia en referencia al anuncio de las multas, a la vez que advirtió sanciones administrativas para el Cabildo.

El Municipio respondió puntualizando que, en cuanto a la limpieza del ramal marino, solo está a cargo de diez tramos que van desde el puente de la calle Aguirre hasta el ramal que pasa por la av. Juan Tanca Marengo y que el tramo que va desde la ciudadela La Fragata hacia el Puerto Marítimo le corresponde al Gobierno central.

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Asimismo, Visolit, contratada en el 2003 por el Municipio para recoger los desechos en el estero, informa, en un anuncio que se publica hoy, que todos los días recolecta 20 toneladas. “El doble de lo estimado en los estudios técnicos efectuados antes de que se haga efectiva la decisión de los desalojos”.

En el documento firmado por Ricardo Seminario, gerente de Visolit, se menciona que el proceso de desalojo de viviendas, emprendido por el Gobierno, como parte de las medidas para rescatar el estero, generó un incremento de desechos, pues las áreas que eran ocupadas por viviendas “se han convertido en avenidas que permiten que gente inescrupulosa arroje desechos al estero”.

Proceso de limpieza que realiza Visolit (foto: Jorge Peñafiel)

Los moradores de las riberas coinciden con esta aseveración, como María Morán, por ejemplo, que vive en la 19 y El Oro. Ella comenta que la basura se acumula en los sectores vacíos, donde antes había casas. “Sí vienen a limpiar, pero se vuelve a ensuciar, parece que cuando dormimos, en la noche, viene gente a tirar basura”, asevera.

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Isaías Villamar, que vive frente al estero Las Ranas, en el suroeste, cuenta que está al tanto de las multas, pero todavía no ha visto controles. “Del Ministerio (del Ambiente) sí han venido, pero no he visto policías controlando”, menciona.

A lo largo de las riberas del Salado, en la mañana y tarde, se observan embarcaciones con tres o cuatro tripulantes que recogen los desechos sólidos que flotan en las aguas del Salado y las fundas llenas de basura que los moradores dejan en las orillas. Todo, al mes, suman unas 600 toneladas.

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Desechos en las aguas del estero Salado (foto: Jorge Peñafiel)

Luis Benavides, recolector de Visolit, cuenta que la labor más compleja está en zonas como Mogollón y el puente Cuatro de Noviembre. Pues son las áreas con más concentración de desechos sólidos.

Trabajamos mañana y tarde, estamos recogiendo casi 600 toneladas en un mes. Hace unos tres años se recolectaban 10 toneladas diarias”.Joffre Santana, supervisor Visolit