La larga agonía que sufrió un condenado a muerte en Oklahoma el martes 29 de abril, calificada por muchos como una "tortura", pone de manifiesto el caos de los estados norteamericanos que, ante la falta de barbitúricos (fármacos que actúan como sedantes del sistema nervioso central), buscan métodos alternativos para llevar adelante sus ejecuciones.