El Partido Socialista del presidente François Hollande sufrió el domingo una dura derrota frente a la derecha en las elecciones municipales francesas, en las que el ultraderechista Frente Nacional (FN) confirmó su implantación en el país ganando ciudades importantes.

Todo apunta ahora a un más que probable cambio de gobierno en las próximas horas para reemplazar al primer ministro Jean-Marc Ayrault o a algunos miembros de su gabinete.

Las elecciones estuvieron marcadas por una abstención histórica del 36,3%, un récord desde 1958.

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El partido de derecha Unión por un Movimiento Popular (UMP) fue el gran ganador y arrebató a la izquierda ciudades como Toulouse, Pau, Angers y Quimper, una victoria alimentada por la impopularidad del líder socialista en un contexto de crisis económica.

Según los resultados provisionales oficiales, la derecha sumó el 45,91% del total de votos frente a la izquierda (40,57%) y a la extrema derecha (6,84%).

Los socialistas lograron sin embargo conservar la alcaldía de París, donde la francoespañola Anne Hidalgo, hija de inmigrantes, se impuso a la candidata de la UMP, Nathalie Kosciusko-Morizet, con más del 53% de los votos.

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Los socialistas tampoco lograron conquistar Marsella, la segunda ciudad de Francia, y el alcalde saliente de derecha Jean-Claude Gaudin ganó un cuarto mandato.

El ultraderechista Frente Nacional de Marine Le Pen logró imponerse en al menos 11 ciudades, incluyendo Frejus y Beziers, en el sur, aunque perdió en Aviñón frente a la candidata socialista.

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Los partidos de extrema derecha ganaron al menos 14 ciudades de más de 9.000 habitantes en las elecciones municipales celebradas este domingo en Francia, anunció el ministro del Interior Manuel Valls a partir de resultados provisionales.

El cambio de gobierno sería el primero del mandato de François Hollande, que corre hasta el 2017.

El avance del FN refleja el éxito de la estrategia de Marine Le Pen desde 2011, cuando tomó las riendas del partido para "normalizarlo" y borrar la imagen extremista que tenía bajo la dirección de su padre, Jean-Marie Le Pen.

Su discurso contra los inmigrantes, antieuropeo y antiliberal, seduce cada vez a más franceses y podría asegurarle también un buen resultado en las elecciones europeas del 25 de mayo, el próximo objetivo del partido.

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Los dos primeros años del gobierno de Hollande han estado marcados por un contexto económico difícil. Entre las dos vueltas de las municipales se dieron a conocer los datos del desempleo, que en febrero alcanzó un nuevo récord, con 3,34 millones de desocupados.

El presidente ha anunciado además un ambicioso programa para reducir en 50.000 millones de euros el gasto público hasta 2017, un objetivo que podría acrecentar su impopularidad.