Los reclamos por la lentitud en las investigaciones y por la falta de coordinación institucional para resolver los casos de desaparecidos y asesinados en el país continúan, y esta vez las quejas llegaron al fiscal general del Estado, Galo Chiriboga.

El jueves pasado, durante tres horas, miembros de la Asociación Nacional de Asesinados y Desaparecidos del Ecuador (Anadea) expusieron ante Chiriboga sus casos y su preocupación porque aseguran que no existe agilidad para indagar qué pasó con estas personas.

Lourdes Mejía ya ha perdido la cuenta de las veces que ha relatado ante autoridades y medios de comunicación las circunstancias en las que desapareció su hija, María Fernanda Guerrero, en enero del 2010. El jueves lo volvió a hacer con el mismo dolor que la embarga desde hace cuatro años.

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Ella recuerda que ese día su hija salió para encontrarse con la expareja sentimental de la cual se había separado por los constantes malos tratos. La última vez que la vio fue en Guamaní, en el sur de Quito.

A Lourdes le cerraron el caso “por falta de pruebas” en el 2012 y solo se reabrió luego de la muerte de Karina del Pozo (febrero del 2013), cuando los familiares de los desaparecidos empezaron a protestar. Hasta el momento no hay rastros de su hija ni de los responsables de la desaparición.

Susana Valencia, vicepresidenta de Anadea, le contó a Galo Chiriboga que no tiene acceso a las investigaciones, pese a ser parte interesada. “No hay coordinación entre la Fiscalía y la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased)”, sostuvo.

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Esta entidad policial, conformada por 140 investigadores, fue creada a fines del 2013 precisamente para indagar desapariciones a nivel nacional.

Al final del encuentro, la Fiscalía se comprometió a reabrir los casos y a reasignarlos a nuevos fiscales. Además, se extenderán órdenes de allanamiento en los casos que se requieran y se recuperarán expedientes, los cuales serán analizados.

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No se descarta acudir a asistencia penal internacional para detener a posibles sospechosos de las desapariciones.

Con estos ofrecimientos, los familiares de desaparecidos y personas asesinadas esperan conocer finalmente qué fue lo que pasó con sus seres queridos y establecer responsables.