Cantantes, políticos, actores y científicos se han convertido durante los últimos meses en la gran baza del Gobierno de Ecuador para plantarle cara a la multinacional estadounidense Chevron, con la que mantiene una dura batalla en los tribunales, aunque también fuera de ellos.

El Gobierno del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, conocedor del tirón que tienen las estrellas de cine y de la música entre amplios sectores de población y de su idoneidad como transmisores de mensajes, no ha dudado en recurrir a ellos para difundir ante el mundo sus visión sobre la negativa de la petrolera a pagar por los daños ambientales en la Amazonía por los que fue condenada en 2011.

La actriz holliwoodiense Mia Farrow visió la Amazonía se convirtió en la más reciente incorporación a esta causa contra Chevron, compañía a la que la Justicia ecuatoriana reclama más de $ 9.000 millones de indemnización por esos daños.

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La estrella no dudó en visitar una antigua piscina que, según el Gobierno ecuatoriano, fue utilizada por la petrolera para alojar desechos de sus operaciones extractivas, aunque la compañía lo niega.

"Que vergüenza, Chevron", clamaba la excompañera de Woody Allen ante los periodistas, al tiempo que acusaba a la empresa de falta de "responsabilidad" y de ausencia total de "respeto" hacia los ecuatorianos.

Ya es casi habitual ver a los invitados del Gobierno, quien corre con los gastos de su transporte y alojamiento, caminar con cuidado entre la frondosa vegetación del pozo Aguarico 4, meter sus manos (con guantes o sin ellos) en el pegajoso y maloliente petróleo que empapa el suelo de la zona y mostrarlas a las cámaras de televisión y a los fotógrafos apostados en los alrededores.

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La escenificación, "desde el punto de vista estético y comunicacional funciona bien, porque es impactante y la gente se da cuenta de lo que se quiere decir. Y además es adecuada en la medida en que (el Gobierno) se enfrenta a un monstruo como Chevron", dijo a Efe el decano del departamento de Estudios Internacionales y Comunicación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Mauro Cerbino.

Y es que "Chevron gasta centenas de millones de dólares en (su) campaña de desprestigio contra Ecuador", según manifestó en agosto el presidente ecuatoriano.

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Él mismo abrió con su visita al pozo esa campaña, llamada "La mano sucia de Chevron", el 17 de septiembre de 2013.

Desde entonces han pasado por ese lugar otras personalidades de relevancia internacional invitados a conocer la degradación causada por las filtraciones de petróleo en el subsuelo.

La imagen, difundida por medios nacionales e internacionales y replicada en las redes sociales, se repite cientos, si no miles de veces, cada vez que un visitante va a Aguarico.

Ello tiene incuestionable impacto sobre la conciencia de los ciudadanos, a quienes llega con claridad el mensaje del Gobierno: Chevron contaminó la Amazonía ecuatoriana y debe pagar por ello.

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Aunque es difícil poder medir la efectividad de esta campaña en el ámbito internacional, según Cerbino, el objetivo es lograr una imagen positiva para el Gobierno "y por eso la utilización de esos personajes" que gozan de "un cierto reconocimiento, legitimidad y visibilidad".

Para la multinacional petrolera, la campaña no es más que un "show mediático" con el que el Gobierno pretende "desviar la atención de sus propias obligaciones" en la Amazonía "y del fraude perpetrado contra Chevron en la Corte Provincial de Sucumbíos".

Ese tribunal fue el que condenó a la trasnacional a indemnizar a los habitantes de las comunidades de la zona de Lago Agrio por los daños ambientales, pero la empresa les acusa de haber actuado fraudulentamente en el juicio, por lo que todos ellos, a su vez, son juzgados en un tribunal neoyorquino.

Famosos como el actor estadounidense Danny Glover y el cantautor español Luis Eduardo Aute son otros de los que han participado en la campaña gubernamental, que ha contado también con el apoyo de Gayle McLaughlin, alcaldesa de Richmond (EE.UU.), donde en 2012 se produjo una explosión en una refinería de Chevron.

Junto a ellos, la especialista estadounidense en temas petroleros y energéticos Antonia Juhasz, la documentalista Alexandra Cousteau, nieta del investigador Jacques Cousteau, y el político y excandidato presidencial francés Jean-Luc Mélenchon.

También pasaron por Aguarico 4 la activista española Monserrat Ponsa, el sociólogo brasileño Emir Sader y el periodista Carlos Alberto de Almeida, también brasileño, en una campaña que, por el momento, sigue en marcha