El papa Francisco recetó ayer a los miles de fieles que acudieron a la plaza de San Pedro del Vaticano al tradicional rezo del ángelus dominical una medicina espiritual.

“Os quiero aconsejar a todos una medicina, algunos pensarán ahora el papa es farmacéutico?”, manifestó el pontífice, para luego precisar, mediante un juego de palabras, que se trataba de una medicina espiritual llamada Misericordina.

Así, el pontífice explicó, ante la sorpresa de los fieles que habían acudido al Vaticano, que para concretar los frutos del Año de la Fe, que está llegando a su fin, un grupo de voluntarios iba a repartir entre los presentes una cajita con este “fármaco”, que proporciona “ayuda espiritual para el alma y para difundir el amor, el perdón y la fraternidad”.

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El papa, asomado desde la ventana del palacio pontificio, mostró sonriente la cajita de esta “medicina”, que en su interior contenía una corona del rosario, y recomendó: “No os olvidéis de tomarla porque hace bien al corazón, al alma y a toda la vida”.

La distribución se hizo mientras los fieles, que se mostraron muy agradecidos ante el peculiar gesto del pontífice, abandonaban la plaza. El estuche reproduce a la perfección el de los fármacos tradicionales y en él se puede ver la ilustración de un miocardio con los vasos sanguíneos, una breve explicación de la posología y la indicación de que contiene 59 gránulos para el corazón.

En el prospecto se señala que este remedio “aporta misericordia al alma, con una amplia tranquilidad del corazón. Su eficacia está garantizada por las palabras de Jesús”.

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Según informó Radio Vaticana, se han elaborado varios miles de cajitas de Misericordina, que contienen las instrucciones en diferentes lenguas, entre ellas italiano, español, inglés y polaco.