Se daba contra las paredes, tenía insomnio y estaba irritable. La mujer de 18 años había llegado a la unidad de emergencias que la psiquiatra Daniela Cardona atendía en Reino Unido en el 2004 en busca de ayuda. Hace seis meses se había sometido a un aborto.

Este caso, narrado ayer por Cardona en la clausura del VI Congreso Mundial Provida, que se realizó en el Centro de Convenciones Simón Bolívar de Guayaquil, marcó la carrera de la especialista colombiana.

Ella lo recordó para evidenciar lo que se conoce como trastorno de estrés postraumático. “Todo te asusta, los golpes los ruidos, no poder dormir, es revivir el incidente traumático y evadir elementos que te recuerden el evento”, dijo Cardona, miembro del Colegio Real de Psiquiatras de Reino Unido que fue invitada para disertar sobre las secuelas del aborto.

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Las repercusiones son diversas. Reacciones violentas de la mujer hacia los hijos nacidos al verlos como una de las razones que conllevaron a cometer el aborto hasta mayores probabilidades de acoger adicciones, según estudios, dice Cardona.

“Una mujer que aborta tiene un 30% más de riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos”, como adicciones a alcohol o a pastillas, afirma Cardona.

En el marco de defender la vida desde la concepción, tesis de grupos Provida, disertó también la chilena Elizabeth Bunster, coordinadora del proyecto Esperanza que se aplica en su país para atender a las mujeres que se someten a un aborto.

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Luego de aplausos al escuchar del moderador que Bunster tenía siete hijos, la especialista chilena afirmó que el mensaje de los Provida debe transmitirse para conmover al mundo desde el corazón: “No podemos pasar indiferentes ante el dolor”, dijo.

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Según estudios realizados y resumidos ayer por la psiquiatra colombiana Daniela Cardona, las mujeres que abortan tienen un 81% más de probabilidades de desarrollar trastornos mentales.