Con un toque de corneta se inició el homenaje póstumo al exvicealcalde Luis Chiriboga Parra, en el Salón de la Ciudad del Municipio de Guayaquil, en donde fue velado por dos horas, desde las 08:30 hasta las 10:30 de ayer.

En la que fue su segunda casa, familiares, amigos y compañeros de trabajo y líderes comunitarios le dieron el último adiós. Pasaban de dos en dos para despedirse.

A las 09:43 llegó monseñor Antonio Arregui junto con el alcalde Jaime Nebot, quienes se sentaron junto a la esposa e hijos del que fue por 17 años exvicealcalde de la ciudad.

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Nebot destacó su trabajo en favor de la sociedad y se refirió a Chiriboga como un hombre auténtico y sin poses. “Su nombre debe ser ejemplo de generaciones actuales y futuras. Este Municipio tiene que reconocer con su nombre y para el futuro uno de los más importantes sitios de Guayaquil y erigirle el busto que lo perennice con afecto”, dijo.

Los hijos Luis Alberto y Leonardo agradecieron el homenaje que le dieron a su padre.

Entre los asistentes estuvieron los directivos de la Junta de Beneficencia, de la Cruz Roja y el secretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera.

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Él comentó que fue de manera particular y que Chiriboga fue un “generoso amigo” con el que trabajó en el periodo de León Febres-Cordero.

“Es una pérdida grande para la sociedad, un buen hombre que se entregó eternamente a la ciudad. Hay que recordar su cariño a la ciudad, todo el que quiere a su ciudad y quiere luchar por ella y le sirve es un ejemplo para las generaciones futuras”, expresó Mera.

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Una delegación del colegio Luis Chiriboga Parra, de Posorja, también acudió. Ellos llevaron el cuadro con la imagen de su patrono, el cual se los obsequió hace dos años.