Juan José Gende Aranzona, considerado por la nacionalidad tsáchila como el último pone mayor (chamán antiguo), falleció la noche del pasado domingo por una complicación pulmonar y su sepelio se realizó ayer en el cementerio de San Miguel de los Colorados, lugar donde se asentaron los primeros tsáchilas de la región.

En el kilómetro 13 de la vía Santo Domingo-Quevedo, en la casa donde siempre vivió, se levantó una capilla para despedir a Gende. Allí recordaban los preparados de hierbas dosificados en gramos que él recetaba para sus pacientes. No sabía leer e incluía palabras tsafiqui (lengua tsáchila) al hablar en español. “Mi papá nunca fue a la escuela”, dice su hijo José, de 34 años.

El chamanismo lo aprendió de su padre cuando tenía 14 años. Juana, la mayor de todos sus hijos, dice que se caracterizaba por ser independiente y no se agrupó a ninguna comuna tsáchila. “Siempre decía que quería ser libre como el pájaro y volar sin que lo aprisionen” expresa.

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Se casó a los 50 años, procreó una hija y al poco tiempo enviudó. Luego, en otros compromisos llegó a tener once hijos.

Con Porfirio Calazacón, que falleció hace dos años, eran los últimos chamanes pone que quedaban en la nacionalidad.

En su habitación había dos fotos antiguas, una de su madre, Rosaura Aranzona, vestida con su chumbillina y el pecho desnudo, y la otra de su hermana Rosa. Murieron a los 137 y 115 años, respectivamente,

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José dice que el jueves, antes de ir a la clínica, su padre le dio la bendición y le pidió que lo suceda como chamán.

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registraba en la cédula, pero según parientes, se inscribió a los 16 años y no le incluyeron la edad que tenía.