Marcos Aguas no pudo contener las lágrimas al reconocer a su hijo Marcelo Xavier Aguas Unamuno, de 34 años, en una de las fundas en que fueron llevados los cadáveres de las víctimas del accidente de tránsito ocurrido la tarde del pasado sábado en la vía Durán-Boliche.

Entristecido, en la morgue del cementerio general de Milagro, el padre recordó que su hijo había prestado el auto a un amigo y que a las 08:00 de ese día salió desde su casa, ubicada en el norte de Guayaquil, hacia el cantón Milagro.

No obstante, cuando Marcelo Aguas volvía con otros cuatro amigos, el auto Hyundai gris en que viajaban se estrelló contra una camioneta.

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Solo uno sobrevivió al impacto, pero con graves heridas, por lo que fue trasladado de urgencia a un hospital.

Otras dos víctimas mortales fueron identificadas como Jacqueline Alvarado Moreira y Norma Fajardo Alvarado; una tercera no fue identificada.

El sobreviviente, quien pidió no ser identificado, contó que una llanta se reventó en el trayecto y que esto originó que el conductor perdiera el control del vehículo, cruzara el parterre que divide la vía y se estrellara contra la camioneta.

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Relató, además, que él y los ahora occisos eran estudiantes de una escuela de conducción ubicada en Milagro y que ese día hubo una celebración.

Las autoridades esperan los resultados de la prueba de alcoholemia hecha a las víctimas.