En la calle Segunda (Leonidas Plaza) entre Ficus y Guayacanes, de Urdesa central, está la clínica de la cirujana plástica Marcela Yépez Intriago. Ella, especializada en su área en Sao Paulo, Brasil, está orgullosa de su clínica, que comenzó a levantar en 1996, tras varias remodelaciones a la casa original que sus padres compraron en 1956.

“En ese año, mis padres, Jorge Yépez y Adita Intriago, se cambiaron aquí, a Urdesa (Urbanización del Salado), que comenzó a construir el ingeniero Julio Vinueza. Mis padres y mi hermano mayor fueron la tercera familia que vino a vivir acá. Yo ya nací urdesina, en 1959, y mis otros dos hermanos también”, recuerda orgullosa Marcela.

“La primera familia que vino a Urdesa fue la Sáenz, la segunda la Pavisic y terceros nosotros. Esto era bien grande, los guardianes andaban a caballo, solo las tres casitas tenían luz, recuerdo que mi mami tenía que ir a la esquina todos los días, a las seis de la tarde, a alzar una palanca para que haya luz, esto era puro montes, mis hermanos iban a pescar al Salado, era una época en que todos nos conocíamos porque esta cuadra se fue poblando poco a poco, todos los niños jugábamos en la calle, al pega, al voley, a las escondidas, andábamos en la bicicleta por todo Urdesa, cuando llovía nos bañábamos en los chorros. Recuerdo que en esa época de juegos éramos los Yépez, los Blum, los Castro, los Pareja, que ya casi todos están en Samborondón”, cuenta.

Publicidad

Ella prefirió quedarse. “A mí me encanta Urdesa, es el ombligo de Guayaquil”.

Del juego a la realidad

De sus juegos de niñez también recuerda que ella siempre era “la doctora, y ponía inyecciones y todo”. Es que tuvo claro desde pequeña lo que quería.

Publicidad

“Siempre me gustó la Medicina, estudié la carrera en la Universidad Católica y cuando estaba en segundo año escuché unas charlas sobre quemaduras y reconstrucción de quemados y dije: esto quiero ser, cirujana plástica”, comenta Marcela con voz serena.

La cirugía plástica es un tema que le apasiona. “En esa época (los ochenta) nadie sabía aquí lo que era la cirugía plástica. ‘Estás loca Marcela’, nunca vas a tener un paciente’, me decía, pensando entonces que la cirugía plástica se dedicaba solo a la reconstrucción de quemados”.

Publicidad

Así, una vez graduada se fue a Sao Paulo, Brasil donde hizo un posgrado de tres años en cirugía plástica en la Universidad Santa Cecilia Dos Bandeirantes.

Allá conoció como su maestro a Evaldo De Souza, reconocido cirujano plástico, de quien tuvo el honor de ser asistente. Fue precisamente él, quien antes de regresar a Guayaquil, en 1991, le dijo que ella debería montar su propia clínica en cinco años, como de hecho lo hizo en 1996.

“Brasil es reconocida mundialmente por ser la escuela de la cirugía plástica, y nunca he cortado el cordón umbilical, siempre viajo a actualizarme e invito a cirujanos y maestros de allá a que vengan a dar charlas y seminarios en mi clínica, así como también ellos me invitan”, dice con orgullo.

“Yo fui la primera mujer cirujana plástica en el Ecuador, yo creo que marqué camino para nuevas generaciones, cuando yo vine de Brasil era un tabú que las mujeres ejerzan mi especialidad, y yo fui rompiendo esos tabúes, me costó, hasta hoy”, dice con orgullo Marcela.

Publicidad

Ella es muy crítica sobre los cirujanos y su formación. “Un cirujano plástico siempre debe estar actualizado. Todo el mundo piensa que la cirugía plástica es la gallina de los huevos de oro y por eso todos quieren ser cirujanos plásticos. Yo tuve que estudiar Medicina, que en mi época eran nueve años, dos años más de Cirugía general y luego tres para especializarme en Brasil. Total fueron 14 años continuos, pero ahora hay médicos que se van a un tour, regresan y dicen que vienen haciendo un posgrado, ¡por favor!, hay que estudiar. Un posgrado necesita de teoría y práctica, no se obtiene un posgrado si no se ha hecho con anterioridad determinada cantidad de cirugías”.

Marcela, que realiza rejuvenecimientos faciales, lipoesculturas, reconstrucción mamaria poscáncer, mamoplastias, etcétera, aconseja a los pacientes que antes de someterse a una cirugía averigüen bien si el médico está inscrito en la Sociedad Ecuatoriana de Cirujanos Plásticos, “que es un aval”, y que investiguen bien, no solo por internet, los estudios del médico y sus años de experiencia.

“Un cirujano plástico siempre debe estar actualizado. Todo el mundo piensa que la cirugía plástica es la gallina de los huevos de oro y no es así”.