Su voz acompaña las mañanas de quienes a diario se informan con el noticiario Contacto al amanecer. Para Andrés Jungbluth, ser comunicador no es solo un trabajo, sino que arraiga también una función social que ha trasladado a varios ámbitos de su vida.

Aunque lleva 16 de sus 37 años en televisión, su primer trabajo lo tuvo en el colegio donde se graduó, el Espíritu Santo, donde fue profesor de básquet. Más tarde, cuando entró a la Universidad Católica para estudiar comunicación, hizo una pasantía en el diario Hoy. “Fue una buena decisión empezar con prensa escrita porque sirve como base para los otros ámbitos de la comunicación”, opina.

Andrés explica que aunque sabía que tenía aptitudes para la comunicación, no estaba seguro del ámbito al que se iba a dedicar. Así se aventuró a ir a un casting de RTS, que buscaba un reportero, y luego en el 2006 entró a Ecuavisa. “Disfruto del dinamismo de la carrera, el servicio que les das y la satisfacción de ser el canal y el medio para solucionar muchos de los problemas de la ciudadanía”, expresa.

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Faceta musical

Además de su labor como comunicador, Andrés se ha dado a conocer en el ámbito musical tocando covers de canciones populares que pueden ir desde un Te mando flores hasta Party Rock con su banda La Rumba en eventos sociales.

En la agrupación toca la batería, las congas, los timbales y el bongó. Pese a que son instrumentos que en escena no ponen al artista en protagonismo, Andrés no pasa desapercibido entre los siete integrantes, ya que no se limita a interpretar las canciones, sino que anima a su público y se divierte en el proceso.

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Su primer acercamiento con la música se dio a los 13 años cuando vio una batería en un estudio de grabación. “Me di cuenta de que era lo mío, aprendí y empecé a tocar con grupos colegiales y luego en bares. Ahora lo hago con el grupo en fiestas y matrimonios”, cuenta.

Este se ha convertido en lo que él define como un hobby pagado al que se dedica los fines de semana.

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Pese a que la música lo apasiona desde la juventud, revela que siempre la vio como una segunda opción. “Nunca sentí que podría vivir de la música. Con el paso de los años y mi trabajo me di cuenta de que mientras hagas una buena propuesta, sí se puede tener esto como profesión única. Creo que este sería un buen momento para que el producto nacional se difunda, ese es uno de los aspectos positivos de la Ley de Comunicación”, dice.

Su rutina como presentador empieza a las 04:00, es decir, además de madrugar debe dormir temprano, sacrificando compromisos sociales. “Me costó acostumbrarme. Te olvidas de lo que pasa en la noche, que es un aspecto rico y bohemio que disfruto mucho”.

Esto más sus ensayos con la banda le dejan poco tiempo libre. “No hay una fórmula perfecta para lograr el equilibrio ansiado de dedicar más tiempo a la familia que al trabajo. Pero así como hay más opciones de trabajo, hay también una familia que requiere su espacio”.

Él destaca el apoyo que le ha dado su esposa, María José, al entender sus horarios “pesados e imprevistos” en los que trata de priorizar el tiempo que dedica a sus hijos, Mateo, de 11 años, y Lola, de 4.

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Además de la música trata de mantenerse en constantes actividades físicas practicando tenis, vóley, básquet y atletismo en diferentes sitios de la vía a Samborondón, donde también reside.

Andrés creció en la Alborada, pero cuando se casó se mudó a Samborondón en busca de seguridad y un lugar sin ruido o el denso tráfico de la ciudad. “Lamentablemente, eso es algo que ahora estamos encontrando también acá”.

Con su familia disfruta de las actividades al aire libre en el sector. “El respirar, salir y encontrarte con el río es algo que no tiene precio”. Sin embargo, lamenta que no haya suficientes lugares de esparcimiento familiar. “No es un cantón que ofrezca más que centros comerciales o plazas, le hace falta algún parque, un espacio para andar en bicicleta o trotar”, opina.

Mira al frente

Hace poco inició la campaña Mira al frente, que busca crear conciencia sobre el uso inadecuado del celular. “Es una intención que quise agrupar en unas palabras para decirle a la gente que utilizar el teléfono celular mientras conduce puede ser mortal y que utilizarlo mientras se comparte con otras personas puede ser disociador y hasta irrespetuoso”, explica.

Andrés cuenta que la idea de la campaña nació al ver cómo las personas se han acostumbrado a usar el celular mientras realizan otra actividad sin ser conscientes de los riesgos que eso implica. “Es algo que veía en mis sobrinos, primos y hasta en mi propio comportamiento”.

A través de las redes sociales comparte mensajes de reflexión, imágenes, gráficos y videos que muestran cómo el uso excesivo de los aparatos tecnológicos ha afectado las relaciones sociales y dentro de la familia. “Luego se sumó el canal (Ecuavisa), que está realizando una campaña informativa que muestra cuánto se puede apreciar de la vida cuando no estamos mirando solo un celular, sino prestando atención a quien la requiere”.

Dicen de él

“Encontramos la manera de recuperar cada momento en que él no está. Todo su tiempo libre lo dedica a sus hijos y pasamos las tardes juntos”. MARÍA JOSÉ MARÚN, esposa de Andrés