Los manifestantes volvieron a las calles de las principales ciudades de Brasil el sábado, día de la independencia, y se produjeron enfrentamientos sobre todo en Brasilia, Sao Paulo y Rio de Janeiro, dispersados por la policía con gases lacrimógenos y gas pimienta.

Fueron convocadas manifestaciones en más de 100 ciudades de Brasil a través de las redes sociales, pero fueron significativamente menores a las de junio, cuando más de un millón salieron a las calles contra la corrupción, el millonario gasto público en los estadios del Mundial-2014 y por mejores servicios.

En la capital federal, cientos de manifestantes intentaron romper un cordón policial que protegía el estadio mundialista Mané Garrincha, dos horas antes del partido amistoso Brasil-Australia que culminó 6-0, y fueron dispersados por la policía con gases lacrimógenos.

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Los manifestantes corrían en todas direcciones en las inmediaciones del estadio, perseguidos por policías de choque y la policía montada. En un momento, la vía principal de acceso al estadio parecía una batalla campal, invadida por el humo de los gases.

La policía también atacó con gas pimienta a un grupo de periodistas -incluido un fotógrafo de la AFP que necesitó atención médica- que protestaron porque un colega fue atacado por un perro de la policía.

Las millonarias inversiones públicas de Brasil en los estadios para el Mundial de fútbol 2014 estuvieron en el centro de la ira de los manifestantes en junio, que reclamaban invertir ese dinero en mejores servicios.

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Al menos 39 personas fueron detenidas en la capital del país, informó la policía a medios locales.

Río y Sao Paulo
Los enfrentamientos entre manifestantes y policías arreciaron al final del día en Rio de Janeiro y Sao Paulo, liderados principalmente por grupos de enmascarados.

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En el centro de Sao Paulo, un grupo de manifestantes intentó invadir el Concejo Municipal y la policía intentaba dispersarlos con gases lacrimógenos y bombas de estruendo, informó un policía militar en el lugar. Al menos un manifestante fue herido en un ojo, y con el rostro manchado de sangre yacía en la calle, donde fue asistido por la policía.

En Rio de Janeiro, más de 100 manifestantes invadieron la avenida donde se realizaba el desfile militar por la independencia. Para dispersarlos, la policía disparó gases lacrimógenos cerca de donde se ubicaban los espectadores, muchos de ellos familias con niños, que corrían para protegerse. Al menos 13 personas resultaron heridas y 27 fueron detenidas.

En Brasilia, Rousseff participó en la mañana sin incidentes del tradicional desfile militar a bordo de un automóvil descapotable.

"El gobierno debe tener humildad y autocrítica para admitir que existe un Brasil con problemas urgentes para solucionar, y la población tiene todo el derecho de indignarse con lo que está equivocado y exigir cambios", dijo Rousseff en un mensaje a la nación por la independencia el viernes.

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La popularidad de la presidenta cayó de 63% a 30% tras las protestas de junio, pero mejoró a 36% a inicios de agosto tras anuncios de más inversiones en servicios públicos y su decisión de impulsar una reforma política.

En otras ciudades del país también hubo manifestaciones, muchas pde ellas acíficas. En Cuiabá, Fortaleza y Belo Horizonte fueron arrestadas decenas de personas.