Los 43 maestros residentes en España que superaron las pruebas en el marco del Plan Retorno Educación del Gobierno esperan que se determine la fecha para rendir la clase demostrativa y regresar al país con un puesto de trabajo en el magisterio.  Otros 115, que obtuvieron entre 60 y 69 puntos sobre 100, confían en obtener un contrato en cargos no relacionados con la enseñanza dentro del sistema educativo.

El guayaquileño Alfredo Caicedo se encuentra en este segundo grupo. Acumula una experiencia de 23 años como profesor, en Ecuador, y otros 14 en el sector de la construcción, en España. Al inmigrante no le sorprende que el número de maestros en calidad de “elegibles” sea tan reducida. Se inscribieron 781 personas y casi la mitad, 399, se examinaron. “Las pruebas se realizaban durante dos o tres días. Ese fue el primer filtro. No todas las personas pueden pedir permiso en sus trabajos, si los tienen, y colocar a un reemplazo”, advierte.

La complejidad de los tests, en su opinión, fue un factor definitivo. En la Asociación de Profesores Residentes en España (Aprofere) se organizaron grupos de estudio. No fue suficiente. Caicedo se lamenta de que el Ministerio no facilitará apoyo a los aspirantes para su actualización docente pese a que las autoridades eliminaron, precisamente, el examen sobre pedagogía. Los postulantes se enfrentaron a tres pruebas: de especialidad, de habilidades lingüísticas y sicométricas.

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Una inmigrante esmeraldeña que prefiere mantener su identidad en el anonimato y con dos másters en trastornos del aprendizaje tropezó con las preguntas relacionadas con los cambios en el sistema educativo ecuatoriano. Esto no impidió que se encuentre entre las mejor calificadas. En Madrid, gracias a que pudo actualizar su formación, ha ejercido su profesión en áreas relacionadas con la terapia del lenguaje. Quiere regresar porque no cuenta con un trabajo estable. El Ejecutivo oferta plazas con salarios entre 530 y 813 dólares. Ella quiere laborar en Galápagos.