El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, visitó por primera vez este domingo al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, quien el miércoles cumplirá un año refugiado en la embajada del país andino en Londres, antes de tratar de buscar una salida al caso con su homólogo británico, William Hague.

Antes de iniciar su reunión, Patiño y Assange se asomaron brevemente a una ventana de la legación a saludar al centenar de personas que se habían congregado en la calle para expresar su apoyo al australiano, y posaron para los fotógrafos conversando amigablemente mientras la multitud coreaba en español "Julian, amigo, el pueblo está contigo".

El canciller, el más alto representante del gobierno ecuatoriano que visita a Assange en la legación, había llegado a las 18:30 locales (13:30 de Ecuador) acompañado de la embajadora, Ana Albán, sin hacer declaraciones a los medios de comunicación.

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La llegada de Patiño a Londres despertó esperanzas de una resolución del caso entre los partidarios del creador de WikiLeaks, entre ellos una mayoría de ecuatorianos y otros ciudadanos latinoamericanos.

"En este país, siendo pionero de los derechos humanos, nunca se ha dado semejante injusticia", declaró Edwin Pazmiño, miembro del Movimiento Ecuador en el Reino Unido.

"Esperemos que mañana en la reunión con el ministro británico salga algo positivo y el gobierno acepte otorgar el salvoconducto a Julian Assange para que viaje a Ecuador", agregó este hombre de 43 años, vestido con una camiseta de fútbol de Ecuador.

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Patiño dijo recientemente que, después de un año, era "justo" visitar a Assange, para "saludarle y decirle que a pesar de las dificultades que tenemos para lograr que Reino Unido acepte nuestro derecho soberano a ofrecerle el asilo, sostendremos nuestra posición y puede contar con Ecuador".

Assange, de 41 años, vive desde el 19 de junio del 2012 en una habitación mal ventilada de unos 20 m2 dentro de la embajada situada en la planta baja de un edificio victoriano de ladrillo rojo, cercano a los famosos grandes almacenes Harrods, custodiado día y noche por policías británicos que tienen orden de arrestarlo en cuanto ponga un pie fuera.

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Cuando llamó a la puerta de la legación sudamericana, el exhacker rubio platino estaba a punto de ser extraditado a Suecia, país que le requiere por cuatro supuestos delitos de agresión sexual que él niega, al término de una larga e infructuosa batalla legal en el Reino Unido.

Assange teme que Suecia sea sólo una escala antes de su entrega a Estados Unidos, donde según él puede ser condenado a la pena de muerte o a cadena perpetua por haber filtrado a través de su portal WikiLeaks cientos de miles de documentos secretos estadounidenses sobre las guerras de Irak y de Afganistán y cables confidenciales del Departamento de Estado.

Patiño dijo antes de partir el sábado de Quito que espera que su visita a Londres "ayude a llegar a una solución".

El canciller se reunirá el lunes con el canciller británico Hague y le entregará un documento en donde Ecuador fundamenta "no solamente por qué nosotros le damos el asilo sino por qué el Reino Unido tiene todas las facultades para conceder" un salvoconducto.

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"Ojalá [Londres] no se demore mucho en reconocer el derecho de Assange de vivir en libertad", indicó.

Patiño y Hague mantuvieron un primer encuentro el 27 de septiembre en Nueva York, donde se comprometieron a seguir buscando una salida diplomática al caso.

El Reino Unido dijo esperar por su parte que la visita de Patiño "contribuya a nuestro compromiso mutuo de buscar una solución diplomática a este asunto", según un portavoz del Foreign Office.

La llegada del canciller ecuatoriano a la capital británica se produce apenas días después del anuncio del reemplazo de la hasta ahora embajadora Ana Albán, bajo cuya gestión estalló el caso Assange, por el exsuperintendente de bancos Juan Falconí Puig.