Los refugiados, evacuados e inmigrantes obligados a abandonar sus países son cien millones, según datos facilitados este jueves por el "ministro" del Vaticano para los Emigrantes, el cardenal Antonio Veglio, que agregó que doce millones de personas son apátridas, "casi invisibles para el mundo".

Veglio, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes, presentó hoy el documento "Acoger a Cristo en los refugiados y en las personas desarraigadas a la fuerza".

En el escrito se denuncia que muchos Estados en vez de acoger a los refugiados y evacuados adoptan medidas para disuadirlos, "al considerarles un problema y no tener en cuenta las razones que les llevaron a huir de sus países".

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El purpurado subrayó que además de los estados, la opinión pública "cada vez se muestra más recelosa" con los refugiados y ello "amenaza el espacio de protección" de los mismos.

"Lo primero que hay que tener en cuenta no son las razones de Estado o la seguridad nacional, sino al ser humano", precisó el cardenal, que manifestó que la respuesta a esas migraciones no es cerrar las fronteras.

Los países -afirmó- deberían garantizar los derechos de los refugiados y actuar según la Convención de 1951, acogiéndoles y tratándoles como si fuesen ciudadanos de esos países".

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Veglio señaló que de esos cien millones de personas que han abandonados sus lugares de residencia, 16 millones son refugiados por motivos de guerras o crisis, casi 29 millones, evacuados en sus propios países, 15 millones los refugiados por motivos de peligro y desastres ambientales y otros 15 millones los obligados a abandonar sus tierras por proyectos de desarrollo.

Doce millones son apátridas, "personas casi invisibles, que no tienen documentos de identidad y limitadas oportunidades para lograr un puesto de trabajo, de estudiar o de abandonar el lugar donde se encuentran", denunció el cardenal,

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El purpurado manifestó que la comunidad internacional se ha mostrado en muchos casos atenta a la situación de refugiados, pero que los compromisos adoptados no siempre se llevan a la práctica y se ven casos de "cruda miseria".

Según Veglio, la situación de los refugiados y los evacuados es "un índice de referencia del nivel de civilización en el que se encuentra el mundo".

El responsable vaticano denunció el tráfico de seres humanos, que dijo que es una "plaga vergonzosa" y que debe ser condenado y perseguido por las sociedades "que se dicen civiles".

También denunció la "industria del sexo", el trabajo forzado al que se ven sometidas muchas personas, la explotación de hombres, mujeres y niños, el tráfico de órganos y el reclutamiento de niños soldados.

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El documento también fue presentado por el cardenal Robert Sarah, presidente del Consejo Pontificio Cor Unum, que se encarga de distribuir la caridad del papa, quien habló de la situación en Siria y la ayuda de la Iglesia Católica.

Sarah dijo que son cuatro millones los evacuados dentro de Siria, 80.000 las personas muertas en los dos últimos años en el conflicto desatado y explicó que la Iglesia Católica ha destinado 15 millones de euros para ayudar a 150.000 personas.

Sobre los refugiados sirios, el cardenal Veglio señaló ayer que en muchos campos falta comida, que las familias se ven obligadas a vivir hasta 20 personas en dos habitaciones, que no tienen dinero para pagar los servicios de sanidad, etc y que ello lleva a la explotación de las personas, incluido los menores, la prostitución, etc.

Denunció que entre los países que cierran las puertas a los refugiados están también europeos y que estos deberían "respetar los derechos de todos los que se han visto obligados a escapar, ayudarles y acogerles"

El purpurado africano Sarah precisó hoy que los refugiados, además de necesidades materiales necesitan "un compromiso de amor, que les devuelva la dignidad como personas hechas a imagen de Dios".

"Necesitan salir de la lógica de la violencia, del resentimiento, del dolor y poder sentirse parte de la familia humana. El refugiado, el pobre y el que sufre necesita de una red que les acoja", añadió Sarah.