Las protestas ciudadanas que desde hace cinco días tienen en jaque al gobierno turco han comenzado a afectar también al sector turístico, que ha experimentado en los últimos días la cancelación de hasta el 40% de las reservas hoteleras en la región de Estambul.

La Unión de Hoteles e Inversores Turísticos aseguró que son muchos los países, tanto occidentales como de Oriente Medio, que recomiendan a sus ciudadanos no viajar al país.

La Federación de Propietarios de Hoteles aseguró que en el país las cancelaciones suman ya el 10%, debido a la imagen que sobre Turquía transmiten las manifestaciones.

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Mientras, la Bolsa de Estambul seguía sufriendo las pérdidas más fuertes desde el año 2001, con una caída del 8% y la lira turca devaluada frente al dólar y al euro.

El Ejecutivo turco cifró ayer en más de 70 millones de liras turcas (unos $ 39 millones) los daños materiales causados en los cinco días de protestas antigubernamentales, que han dejado ya dos muertos y más de 1.500 heridos.

Según datos del Ministerio del Interior, las protestas se extendieron a 77 de las 81 provincias turcas y hasta ayer se registraron 603 manifestaciones.

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Turquía vive desde hace cinco días masivas protestas y enfrentamientos entre ciudadanos y policías en Estambul y Ankara, principalmente, y en ciudades de otras regiones.

Las protestas arrancaron tras el desalojo forzoso de una acampada pacífica del parque Gezi de Estambul, pero han derivado en una denuncia del carácter autoritario del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, al que los manifestantes exigen que dimita.

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El gobierno turco reconoció ayer como legítimas las protestas, ofreció disculpas a los manifestantes heridos por la represión policial durante las protestas, pero también solicitó que cesen inmediatamente estas jornadas.

“Estamos abiertos a todas las reacciones, pero no debe haber violencia. La reacción de la gente en el parque fue legítima y justa, pero esta reacción legítima fue utilizada con abuso por grupos marginales ilegales”, aseguró el viceprimer ministro turco, Bülent Arinç.

Erdogan seguía ayer una gira por el norte de África. Desde Rabat aseguró que la situación “se está calmando” en su país, pese al llamamiento a la huelga de la influyente Confederación de Sindicatos del Sector Público (KESK).

“El terror ejercido por el Estado contra las manifestaciones totalmente pacíficas ocurrió de manera tal que amenaza la vida de civiles”, afirmó este sindicato de izquierda, que dice tener 240.000 afiliados. “La brutalidad de la represión traduce la hostilidad contra la democracia por parte del gobierno”, agregó la agrupación.

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