Un homenaje reciben hoy en Calceta, Manabí, cantón que cumple su centenario, nueve mamás que tienen más de un siglo de edad.

“El ocioso se daña y embelese (envilece) y el que trabaja se ennoblece”, así resume su vida Dolores Albertina Loor Palacios, quien menciona con detalles el instante, día, mes y año en que nació: a las 10:00 de una mañana soleada del 11 de septiembre de 1911 ( tiene 101 años) en la antigua parroquia Bolívar, en Manabí, hoy convertida en cantón.

Su lucidez le permite recordar con exactitud que tiene 8 hijos, 38 nietos, 55 bisnietos y 13 tataranietos, con quienes, dice, comparte sus días, anhelos y las tortas de plátano, pescado y maní que aún prepara, aunque no de manera frecuente porque ella asegura que sus hijos evitan que permanezca en la cocina pues temen que se queme.

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“Hoy yo no sé por qué los muchachos y muchachas son flojas, antes hacíamos todo a punta de piedra, molíamos el plátano, el maíz y éramos sanitos, no sufríamos tantas enfermedades. Mire que mi mamá (se llamaba Concepción Palacios), vivió hasta los 115 años... yo no sé si mi diosito me tenga con salud hasta esa edad”, relata mientras recogía las impurezas del arroz que el pasado viernes iba a cocinar junto con su nieta María Dolores Palacios.

Dolores Loor destaca que entre sus comidas preferidas están los preparados con gallina, pavo y cuy.

Ella es una de las nueve madres que tienen o sobrepasan los 100 años de edad (según sus cédulas de identidad) y que hoy reciben un homenaje por el Día de la Madre por parte del Municipio de Bolívar, cuya cabecera cantonal es Calceta, jurisdicción del centro de Manabí, que este 2013 celebra 100 años de cantonización.

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El pasado viernes, ocho de las nueve madres que hoy son agasajadas se reunieron y fotografiaron. Además de Loor, recibirán este homenaje: Lidia Ernestina Carranza Chele, Socorro Saltos y María Guadalupe Loor Sánchez, de 100 años; María del Rosario Cuzme Loor, de 102; Hilda Mariana Lastenia García Velásquez y Rosa Alegría Ormaza Mendoza, de 104 años; y Dorila Rosa Zambrano Solórzano y Consolación de la Trinidad Rendón Zambrano, de 105 años.

Hilda García (de 104 años), al ver que llegaba una visita a su hogar, en el centro de Calceta, lo primero que hizo fue persignarse. “Ella cree que le venían a dar la hostia, pues los sacerdotes de aquí han determinado que los jueves a las personas ancianitas que por diversos motivos, sean de salud o por falta de movilización, no puedan ir a la iglesia, varias damas lleguen a sus casas”, relata Virginia Vera, una de las siete hijas que tuvo García con Manuel Vera. Esta hija detalla que a su madre le molesta quedarse sola en casa o ver encendidas las luces. Agrega que duerme de 18:00 a 10:00 del día siguiente.

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A doña Lidia le gusta comer maní, yuca o plátano, al igual que la leche y la gallina criolla y la carne de res.

Habla con vehemencia mientras su hija se ríe, pues aclara que las aves de corral que menciona son un recuerdo de García, quien tiene 24 nietos, 43 bisnietos y tataranietos.

Entre las madres “más jóvenes” que hoy reciben homenaje en Calceta consta María Guadalupe Loor Sánchez, de 100 años, cuyo hogar se halla en la vía Calceta-Canuto.

Su hijo José Bonaerges Montes dice que esta madre se molesta el día que él no le lleva el periódico, pues lamenta que no se puede enterar de las noticias de actualidad en el país. Ella lee sin ayuda de lentes y con plena lucidez.

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“A ella le gusta ser puntual, si le dicen que la vienen a ver a las 10:00 para llevarla a la playa o a algún paseo y se pasan de esa hora, se molesta y les recrimina por incumplidos”, relata José.

Tampoco le agrada que le digan que tiene bisnietos, pues continuamente reitera que a su edad, 100 años, se siente joven y que las enfermedades y los pesares están para los quejumbrosos, pues a ella, dice, la vida le sonríe cada día.

Así, con optimismo, ella les ofrece risas y mimos a sus 75 nietos, 15 bisnietos y 12 tataranietos (aunque insiste que para ella estos dos últimos grupos también son nietos).

“Hasta nietos tengo señor, yo soy joven... aquí paso en mi casa pelando habas, recogiendo arroz, así nos enseñaron nuestros padres: a trabajar y ser respetuosos”, manifiesta esta centenaria mujer, quien es viuda desde hace varios años. Esto lo dijo cuando se le preguntó si se sentía nuevamente enamorada. En ese momento solo bajó la mirada y respondió con una evidente timidez.

Johnny Mero, del área de Comunicación del Municipio de Bolívar, dice que el homenaje a estas madres es un hecho inédito, al menos en Manabí. “La presencia de ellas en nuestro cantón da un realce único, las reuniremos en un lugar donde Dios de seguro reiterará su bendición para ellas y su descendencia”, expresa.

El agasajo se inicia a las 09:30 en la iglesia San Agustín. De entre ellas se elegirá a la Madre Centenario. Cerca del templo se han ubicado carpas, pantallas gigantes y altoparlantes.

“Ya no puedo bailar, pero sí sé rezar... a mí me gusta criar mis cerdos y mis gallinas”.
Lidia Ernestina Carranza Chele 100 años

“Es un esfuerzo de todos los días. Cada día se aprende a ser mamá, a vivir con sus hijos. Les damos vida y nos quieren”.
Hilda García Velásquez, 104 años.

“Me encanta bailar, salir con mi familia, ya no me sé los versos de antes... Mi familia me quiere mucho”.
Socorro Saltos 100 años

“La juventud ahora quiere todo fácil. Antes había más respeto... A los hijos se les enseñaba eso y a trabajar duro”.
Ma. Rosario Cuzme Loor, 102 años

“Mi mamá vivió hasta los 115 años, no sé si diosito me tenga con salud hasta esa edad”.
Dolores Albertina Loor Palacios , 101 años

“Ya estoy un poco cansada, pero están pendientes de mí mis hijos, bisnietos, nietos y tataranietos”.
Dorila Zambrano Solórzano, 105

Rosa Ormaza Mendoza, de 104 años, estuvo con las otras madres, pero se expresó poco.

Mientras, Consolación de la Trinidad Rendón Zambrano, de 105, también es agasajada hoy, pero no puede salir de su hogar por problemas de salud.