Pese a que desde el pasado 2 de mayo existe una orden de prisión emitida por el Tribunal Primero de Garantías Penales de Santo Domingo de los Tsáchilas en contra del sacerdote M.U.A., quien es investigado como presunto autor de la violación de una menor, él seguía el pasado sábado por la mañana con sus actividades normales.

Él fue posesionado como párroco de Santa María Madre de la Iglesia en el sector de Miraflores, en el noroccidente de Quito, el pasado 3 de marzo, según se puede ver en la página de Facebook de la parroquia, donde se invita al acto. Es más, el sábado presidió una celebración con cerca de un centenar de feligreses, que expusieron muestras de admiración.

Al ser consultado sobre el proceso que hay en su contra, se mostró admirado, indignado y también nervioso al constatar el alcance de los que, según dice, son sus enemigos que buscan dañar su nombre.

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Él reconoció que hay una investigación por el presunto delito de violación que pesa en su contra y manifestó que prefiere esperar a que el proceso concluya antes de emitir cualquier criterio. Pero aseguró que detrás de la denuncia habría factores que van desde el plano político al odio religioso, y se ganó la antipatía de mucha gente por ser mediador en un conflicto entre el Municipio de Santo Domingo y moradores de la parroquia donde laboraba, por la instalación de un basurero.

En Santo Domingo, en cambio, el sábado se conoció que la Policía ya tenía en su poder la orden de captura en contra del sacerdote, quien fue hallado culpable por la Fiscalía como presunto autor de la violación contra una menor de 13 años. Al momento el caso está en instrucción y durará 90 días.

Se conoció que la Fiscalía inició desde el 12 de diciembre del 2012 un proceso de indagación previa contra el sacerdote, quien entonces laboraba en una iglesia de Santo Domingo. El caso comenzó tras la denuncia que presentó una moradora cercana a la afectada.

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En su declaración dentro del proceso, Betty R. T. (quien denunció el hecho) señala que observó el momento en que la menor era halada por su madre y el sacerdote, y que la pequeña pedía ayuda para soltarse. Al escapar, se le acercó llorando “y me pedía que la socorra”, ya que no quería volver a su casa, porque supuestamente era abusaba sexualmente por el cura.

En la investigación que realizó la Fiscalía se solicitaron las declaraciones de la denunciante, de la menor, del implicado y de cinco personas más; además, se realizó el reconocimiento médico de la adolescente, que dio como resultado que tenía lesiones en la parte genital.

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En la audiencia de formulación de cargos que se efectuó el jueves pasado, la jueza Eva Núñez consideró “que aparecen suficientes elementos de convicción sobre el ilícito que se investiga, así como la presunta responsabilidad del hoy investigado”. Por ello ordenó la prisión inmediata de Aguirre.

Un abogado público que actuó como defensor de él indicó que “no existen suficientes elementos para iniciar la instrucción” y que, en efecto, se trataría de una retaliación de la denunciante en contra del cura por un conflicto suscitado entre los moradores de la localidad.

El imputado fue sacerdote desde el 2008 en el poblado donde reside la afectada; luego de la denuncia presentada en la Fiscalía, dejó esa iglesia, según información que recogió la Fiscalía de la administración de la Diócesis de Santo Domingo.

En tanto, la madre de la menor cree en la inocencia del párroco. “Hasta el día que yo viva, hasta ese día, he de pelear por el padre Macario, mi hija está tranquila”, dijo el sábado cuando la visitamos.

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En Quito, él pidió que no se manchara su buen nombre, el que aseguró se ha ganado con mucho esfuerzo y dedicación al sacerdocio. “Seamos prudentes, no dañemos la vida de una persona, esperemos que termine la etapa investigativa, ahí saldrá a relucir la verdad”, dijo el cura.

Incertidumbre

En Santo Domingo hay incertidumbre por conocer el desenlace de la investigación que se efectúa al sacerdote. Un grupo de pobladores en el mes de febrero, antes de que el cura dejara el lugar, le realizó un homenaje en agradecimiento por la labor.

SANTO DOMINGO-QUITO