Es posible que trabajar de manera remota haya eliminado su traslado a la oficina y le permita pasar el día en pijama, pero también significa que lo más probable es que sea bombardeado con comunicaciones digitales cada segundo del día —desde correos electrónicos por motivos personales y profesionales que saturan sus bandejas de entrada hasta notificaciones push que le reportan sobre cada nuevo suceso informativo hasta el interminable atractivo viral de Twitter e Instagram—.