Mirando para todos los lados, los niños trataban de identificar de dónde provenía el sonido de un charango y un silbato, los que los distraían de seguir leyendo un cuento en un rincón de lectura adecuado con alfombras y cojines, en medio del primer piso del Village Plaza.

Por los alrededores habían ilustraciones de la editorial Zonacuario exhibidas en caballetes, así como diez simulaciones de portadas de cuentos infantiles de autoras nacionales, hechas con material reciclado y pintadas a mano.

A esto se sumaban unos paneles de hasta dos metros de altura que mostraban, de manera interactiva con dibujos y extractos de texto, la historia de El Quijote de la Mancha. Todo esto recreaba el ambiente de Librópolis, feria del libro dirigida a niños, que se realizó del 15 al 19, en el centro comercial, en la que participaron unos 800 niños.

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El evento fue organizado por la empresa La Otra Fiesta. “La idea es despertar en los niños el interés por leer, mostrar a la lectura como una actividad divertida que desarrolla la imaginación. Una sociedad de lectores es más crítica y está más volcada al estudio”, dijo Alma Franco, organizadora del evento.

Este tipo de actividades son apreciadas en una época en que los niños cada vez más acceden a la tecnología desde muy temprana edad, y que muchas veces son dañinas. Por ejemplo, la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatría advierte razones por las que los niños menores de 12 años no deben usar aparatos electrónicos. “El desarrollo temprano del cerebro, está determinado por estímulos ambientales, y la estimulación causada por la exposición excesiva a los aparatos tecnológicos está asociada con el déficit de atención, retrasos cognitivos, problemas de aprendizaje, aumento de la impulsividad y disminución de la capacidad de autorregularse”, anota.

En la feria también se realizaron actividades manuales y de entretenimiento como cuentos cantados, dibujos, modelado con plastilina y un taller de poesía.

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El misterio del origen de los sonidos terminó cuando un hombre vestido con una camiseta roja, collares vistosos y luciendo un afro sostenido por un cintillo, llegó a animar aún más a los niños al son de una canción infantil de su autoría que decía que él era un habitante del mundo marrón. Este personaje era FabriKante, músico guayaquileño de 29 años, quien prefiere ser identificado con su nombre artístico, que a más de dedicarse de lleno a la música y a crear sus propias canciones, realiza este tipo de actividades para niños, desde hace tres años.

Él, acompañado de una amiga, que era un títere que también venía del mundo marrón, captaba la atención de los niños con sus historias sobre el día en el que no salió el sol ni la luna, o cuando se pelearon los colores, que eran narradas a manera de cuento, fusionadas con remix de canciones populares adecuadas a cada historia.

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“Me gusta trabajar con los niños porque los cuentos siempre tienen un saber y ellos como que lo logran ‘cachar’. Los adultos a veces solo dicen ‘ah, es un cuento’ y no creen que hay una verdad ahí, los niños sí lo interiorizan”, dice FabriKante.

De los casi 40 niños que lo escuchaban con atención y estaban atentos a sus preguntas, Rafaella Vera, de 8 años, mostraba su asombro y lo divertida que estaba a través de sus expresiones. “Estas actividades son geniales, son diferentes. mi hija venía emocionadísima cuando le conté sobre lo que iba a hacer, a ella le gusta leer”, comentó Silvia Flores, mamá de Rafaella. De la misma manera, para Érika Baquerizo la actividad le pareció ideal, en especial ahora que los niños están de vacaciones. “Me parece algo muy educativo aparte de divertido”, dijo mientras Stephano, su hijo de 6 años, le decía que ya había terminado su libro.

Todos los días, desde el inicio de la feria, se realizaron múltiples actividades manuales.

La escritora y periodista Jenny Bruna Jara, en su blog www.mamadre.cl, explica que aún con todos los avances tecnológicos, esta actividad de contar cuentos a los pequeños antes de dormir, se ha convertido en una tradición que ha pasado de generación en generación. Ella asegura en su artículo que los cuentos y la lectura los ayuda a desarrollar su imaginación, su capacidad de análisis y reflexión y estimula su lenguaje.

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El viernes, unos 30 niños, que tenían de tres años en adelante, participaron en un taller de dibujo, dirigido por Diego Aldaz, ilustrador de la revista Elé.

Sentados en las alfombras, con una hoja de papel y un lápiz, los niños prestaban atención a una pantalla en la que Diego mostraba ciertas caricaturas sencillas hechas a base de figuras geométricas. Luego con un marcador él les iba explicando paso a paso cada uno de los trazos, y los niños repetían lo que veían. Aldaz enseñó a los niños a diseñar cuerpos de personajes aplicando las formas geométricas básicas como el círculo, triángulo, entre otras, utilizando solo lápiz y papel. “Yo dibujé un monstruo y un pez globo y también a Capitán Escudo y sus amigos”, dijo Laura Macías, de 7 años, mostrando su dibujo.

En la actividad los infantes aprendieron técnicas de dibujo como dar volumen al personaje, iluminación, proyección de sombras, línea de movimiento, entre otras.

“Los niños pueden adquirir muchas destrezas por medio del dibujo porque dibujar ayuda a relajarnos y a potencializar nuestra creatividad”, enfatizó Aldaz.

“Estas ideas son innovadoras, especialmente para la edad de ellos, porque justo están en su desarrollo intelectual, los ayuda a ser más creativos”, expresó Ma. Dolores Jaramillo, mientras fotografía con su celular a su hija Rafaela, y a Daniela, una amiga, que sacaban sus cabezas por los paneles de El Quijote de la Mancha, hechos por Fandiño, también organizador del evento.

Además, como parte de las exhibiciones se pudieron apreciar diez simulaciones de portadas de libros infantiles nacionales, como un homenaje a sus escritoras, todas elaboradas también por Fandiño. Entre las portadas exhibidas había obras como Olivia y el unicornio azul, de Edna Iturralde; Estás frita Margarita, de Mónica Varea; La nube, de Juana Neira, etcétera. Otro de los talleres que se realizaron en la feria fue el de modelado con plastilina, impartido por el diseñador Fandiño.

En esta actividad cada niño armó animalitos de colores, sobre una base cuadrada, de manera que servía de soporte, unos tubos de plastilina y palillos. Durante la actividad, Ethan Layana, de 10 años, mostraba mucha concentración y calma para moldear, al final hizo una rana casi perfecta, parecía real. La feria finalizó el domingo pasado con FabriKante y su tarde de cuentos y canciones. (F)

Este como ‘cuenta cuentos’ llama la atención de los niños a través de sus gestos, de los elementos que utiliza, y realmente me parece súper chévere porque los integra y ayuda a socializar... “Úrsula Strenge, Espectador