En una sala de Redacción, durante su etapa de cronista.
La mitología garciamarquina, que parece viva en su casa-museo, es parte de un legado que supera la ficción.
Junto a un grupo de becarios de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, que creó en 1994.
Con la Fundación para un Nuevo Periodismo en Iberoamérica el nobel de literatura buscaba formar en ética y práctica a los periodistas porque era la manera de generar una renovación en lo que él consideraba “el mejor oficio del mundo”.