Romina Muñoz Procel, la nueva ministra de Cultura de Ecuador, investigadora, arqueóloga y educadora de Arte

Nacida en Guayaquil, en 1984, Romina Muñoz Procel es graduada de la carrera de Artes Visuales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, y máster en arqueología. Realizó dos residencias de arte, una en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York y otra en Puerto Rico, Manabí.

Se describe a sí misma como rastreadora, curadora y editora. Es cofundadora de Editorial Festina Lente y del espacio de arte y entretenimiento Media Agua. Es miembro de la Fundación Muégano Teatro y parte del colectivo artístico Las Brujas. Su investigación se centra en las mujeres de principios del siglo XX.

Fue docente del Instituto Superior Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE) y de la Universidad de las Artes, y jefa del Premio Nacional Mariano Aguilera. Actualmente enseña Pensamiento Visual en la Universidad de Las Américas. Está casada con el escritor Jorge Izquierdo Salvador.

Hasta septiembre de este año fue directora del Museo Nacional del Ecuador (MuNa), tal como relató el columnista de EL UNIVERSO Miguel Molina Díaz, quien considera la etapa de Muñoz en ese cargo como una “extraña felicidad”, por su capacidad y lucidez. Su remoción de la dirección se debió a un discurso pronunciado en la inauguración de una muestra; entonces ella se refirió al MuNa como un ente en situación preocupante, sin sede propia ni estabilidad laboral.

Poco después fue separada de la dirección, y a raíz de eso, se mostró crítica con el ministerio, al que juzgó como complaciente del Gobierno de turno, asfixiado por la burocracia.

Como artista, con Las Brujas, Muñoz ha presentado exposiciones como Asuntos de paisaje (2010), con el que indagaron a través de esculturas e instalaciones cuál es el límite entre los sitios de circulación pública y los privados, los de ocio, los de tránsito, las áreas verdes y las que han sido prohibidas.

También fue curadora de la exposición temporal de tejidos waorani Ödomomi Nomoë, en el Museo Nacional de Cacao, en apoyo a un grupo de mujeres de una comunidad amazónica.

Con el MuNa trajo la muestra retrospectiva de Olga Dueñas, artista nacida en Estados Unidos, pionera del arte cinético, que llegó a Ecuador por amistad con Aracely Gilbert y decidió quedarse.

En entrevista con TAtchers’ Art Management, Muñoz confesó ser fan de los archivos y de las formas de producción simbólica del pasado. “No podemos pensar en humanidad sin materialidad. Por eso escogí estudiar arqueología. Es una disciplina que arroja luz sobre cómo la cultura material revela aspectos fundamentales de la identidad humana”.

Opinó, además, que más que graduar personas, las escuelas de arte están interesadas en inculcarles un compromiso honesto y curiosidad, y que eso solo se consigue “a través del trabajo duro”. Y aseguró que cree en proyectos generosos que siempre tengan las puertas abiertas, pues eso es un quiebre en un país marcado por la “precariedad y burocratización de la vida, en la que todo es negado”. Cree en la necesidad de establecer lazos con las diversas comunidades. “Nada tiene sentido si no trabajas con otras personas, si no abres puertas”.

En ese mismo diálogo explicó que su salida tiene causas profundas, como la ausencia de debate y de empoderamiento ciudadano sobre los espacios que guardan su patrimonio cultural y artístico. “Curiosamente, mi discurso, que invitaba a una reflexión histórica, fue tomado como un insulto personal a la autoridad de la ministra, que solo había estado en funciones por dos años”.

Piensa que el futuro de los museos debería estar marcado por la autonomía y la profesionalización, pues hay gran potencial artístico e investigativo en Ecuador, pero se estanca por una confusión entre lo público y lo estatal. “Muchas instituciones están más preocupadas por complacer al gobernante y no en atender las demandas reales del sector”. (I)