Su pincel se convirtió en la fiel herramienta para colorear la amargura, el silencio, las lágrimas y todas las injusticias que sus ojos presenciaban. La denuncia social fue lo que caracterizó cada una de las obras, donde negro, cholo e indígena encontraron un espacio en el lienzo de Oswaldo Guayasamín, quien hoy cumple cien años de su nacimiento. 

Su apellido en kichwa significa ‘casa de la sabiduría’. Fue uno de los artistas más importantes a nivel mundial.

Tomada de capilladelhombre.com 

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Los niños muertos, que retrata a un grupo de cadáveres en una calle de la capital, es considerada como la primera obra en la que tiene un encuentro con la violencia, pues uno de los chicos que conforman aquella pintura era su mejor amigo.

En 1948 emprendió un viaje donde dio a luz su primera serie denominada Huacayñán, también conocida como El camino del llanto. Por dos años recorrió cada pueblo y ciudad del continente americano para pintar 103 cuadros.

En una entrevista concedida en 1976 a la revista Paratodos de Diario EL UNIVERSO, el artista se refirió a esta serie. “Fue hecho con el propósito de mostrar al mundo la conjunción de grupos humanos que conforman la América Latina”.

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“El creador de arte es el que más está ligado a su pueblo, su voz será la única poderosa y potente en el devenir del tiempo”, Oswaldo Guayasamín.

La edad de la ira es otra de sus series que fue expuesta en los mejores museos a nivel universal. Su realización significó un viaje de siete años alrededor del mundo, en donde visitó los campos de concentración de Europa, países socialistas, e Hiroshima. Falleció el 10 de marzo de 1999 sin ver finalizada su más importante obra La capilla del hombre doliente. Sus cenizas reposan en una vasija de barro, bajo un árbol plantado por el mismo artista en la casa donde vivió sus últimos años.

Detalles de su vida

Archivo

Provino de una familia humilde, siendo el mayor de 10 hermanos. Su padre fue de ascendencia indígena y su madre mestiza.  “Tengo un 75 % de sangre india, y un 25% de sangre española. Soy un mestizo; pero bastante inclinado a la cosa india. Esto tiene una especificación para mi comportamiento”, manifestó en 1976.

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Guayasamín trabajó como tractorista y luego como chofer. Pero fue la pintura la que lo conquistó desde niño. Según la biografía recogida por la Capilla del Hombre en Quito, el artista utilizaba leche materna para disolver las pastillas de acuarela. Esta era cedida por su madre, alimento de su hermano recién nacido.  

Además, se conoce que fue expulsado de varios colegios donde caricaturizaba a sus maestros. Finalmente, en 1933 logra entrar a la Escuela de Bellas Artes de Quito, donde se destaca como estudiante y obtiene su título de pintor y escultor en 1940, cuando tenía 21 años. (I)

Guayasamín es uno de los últimos cruzados del imaginismo; su corazón es nutricio y figurativo, de dolores terrestres, de personas agobiadas, de tortura y de signos histórica” Pablo Neruda, poeta chileno