En un tiempo en el que el muralismo era intocable en México hubo alguien que se atrevió a criticarlo. José Luis Cuevas, el pintor de la ruptura, el creador de una Giganta, el maestro del grabado, falleció el pasado lunes. Tenía 83 años.

La secretaria de Cultura de México, María Cristina García Cepeda, lamentó el fallecimiento del pintor en su cuenta de Twitter: “Mi profundo pesar por el deceso de José Luis Cuevas, uno de nuestros máximos creadores plásticos del siglo XX. Mi pésame”.

Cuevas no tuvo miedo de retratar figuras retorcidas y macabras, ni encontraba poco estético aquello que otros preferían no mirar. Controversial de principio a fin, llevó amenazas de destrucción contra la Galería de Arte Misrachi por exponer su obra y a roces diplomáticos entre Italia y España por algunas de sus piezas. Con una risa fácil que acompañaba su humor ácido.

Publicidad

Pablo Picasso llegó a comprar dos de sus dibujos y Diego Rivera fue uno de sus enemigos. En 1960, The New York Times lo calificó como uno de los grandes dibujantes del mundo, comparándolo con Picasso.

Su obra está incluida en las colecciones del Museo de Arte Moderno en Nueva York y el Museo Hirshhorn de Washington. Además recibió la Orden Caballero de las Artes y las Letras de Francia. (I)