Messi le va ganando a Cristiano 5 a 4 en Balones de Oro, pero el lunes Ronaldo la puede meter en un ángulo y clavar el 2 a 0 en el The Best. Se huele… Hablamos del premio anual de la FIFA al mejor futbolista del mundo. Este galardón y el Balón de Oro de France Football (ahora separados), son el tema futbolero más apasionante fuera de los campos de juego. Corren mares de tinta por él y genera millones de debates. Curioso: el fútbol es un deporte colectivo en el que las mayores pasiones las desata lo individual: la actuación heroica de un arquero, un gol en el que el autor elude a cinco o seis rivales, el récord apabullante de un goleador… Son los tópicos que despiertan la idolatría, elemento base en este deporte-entretenimiento-negocio-fenómeno social. Tanto interesa que los futbolistas exigen incluir en sus contratos una cláusula en la que se los recompense si obtienen el Balón. Neymar, por ejemplo, cobrará 3 millones de euros adicionales cada vez que gane el premio durante sus cinco años de contrato con el Paris Saint Germain. Y los clubes, cuando transfieren a una figura, hacen constar un pago adicional si el jugador obtiene la distinción en su nuevo equipo. Lo que llaman “variables”.