La pequeña figura de la marchista Glenda Morejón (1,52 metros), de 17 años, ya no pasa desapercibida en su natal Ibarra, tras ganar la medalla de oro en el Mundial Juvenil de Atletismo de Nairobi, Kenia, el pasado sábado.

Glenda y sus padres, Luis Morejón y María del Carmen Quiñones, desbordan felicidad. Los celulares no paran de sonar. Las llamadas son para felicitar a Glenda y también de representantes de firmas comerciales para ofrecer su ayuda. Don Luis agradece y dice que todo está en manos de Giovan Delgado, quien entrena desde hace diez años a la campeona.

En una pared de la sala, donde se reúne la familia, cuelgan más de una treintena de medallas y alrededor hay arreglos florales dedicados a la atleta.

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El día que se consagró en Nairobi lloró y a su mente, cuenta Glenda, llegaron recuerdos de los obstáculos que tuvo que vencer para destacar en esta modalidad.

“En el 2013 cuando decidí probar en la marcha (antes hacía pruebas de fondo y semifondo) me comenzaron a doler muy fuerte la cadera y las rodillas. Esas molestias duraron meses y ahí ayudó el aliento de mi papá para que lo superara”, recuerda la campeona.

Pero el obstáculo más grande es el económico. La beca de 60 dólares que recibe de la Federación Deportiva de Imbabura es poco si se toma en cuenta que el hogar se sostiene con lo que doña María del Carmen pueda ganar en un puesto de frutas que tiene en el Mercado 24 de Mayo, en Otavalo.

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Don Luis es docente, pero no trabaja. Hace años buscó empleo y no le contrataron en ninguna parte. Luego prefirió cuidar de sus hijos y encargarse del cuidado de la casa. “Ellos me necesitan mucho, si no hubiese habido descuido”.

Esas necesidades se reflejaron en que Glenda no tuviera un par de zapatos para entrenar en los días previos al Mundial. Los que tenía, de tanto entrenar, terminaron con huecos. Entonces optó por practicar con los mismos que competiría en Nairobi. Pero esas barreras solo alentaron más a la atleta.

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El día de la competencia, toda la familia se levantó a las 02:00 para seguir por internet la carrera. Las nueve personas que habitan en el hogar lloraron al final cuando Glenda llegó primera.

“Yo sabía que iba a ser campeona porque en un test que hizo acá en Ibarra había marcado un tiempo de 21 minutos y 59 segundos”, relata don Luis, y explica que los tiempos en esta competencia de 5 kilómetros son cercanos a los 23m. En Nairobi, Glenda cronometró 22m 32s 30c.

Ahora, la familia de la campeona solo pide ayuda económica para que ella cumpla su sueño: clasificar a los Juegos Olímpicos Tokio 2020 y en el 2024 pelear por subir al podio. (D)