El reloj marcaba el inminente final del partido y también de la temporada de los Spurs. Manu Ginóbili fue retirado de la cancha, y una ovación estalló en el graderío mientras el argentino se dirigía hacia el banquillo.

Ginóbili se mostró agradecido, pero también algo confundido, mientras se volvía a poner el jersey de calentamiento. Era claro que los fanáticos le estaban diciendo adiós a uno de los jugadores más populares en la historia de San Antonio.

Pero el argentino no estaba listo para despedirse. Ayer, anunció que jugará una 16ta temporada con los Spurs.

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El escolta, que cumple 40 años la próxima semana, hizo el anuncio con un breve mensaje en su cuenta de Twitter. Los Spurs no se expresaron al respecto.

“Seguiré vistiendo la #20 un tiempito más!! #sigaelbaile #elpibede40”, escribió Ginóbili en español. En inglés, agregó: “Vuelvo con los @Spurs por otra temporada”.

Junto con el retirado Tim Duncan y Tony Parker, Ginóbili es uno de los pilares de la dinastía de los Spurs que conquistó cuatro campeonatos de la NBA. La temporada pasada, el oriundo de Bahía Blanca promedió 7,5 puntos, 2,3 rebotes y 2,7 asistencias en 69 partidos.

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“Sentí que ellos querían que me retirase”, dijo Ginóbili con una sonrisa después de que los Spurs fueron barridos por los Warriors de Golden State en la final de la Conferencia del Oeste. “Fue como si me hubiesen ofrecido una noche de fiesta. Y desde luego, cada vez estoy más cerca de eso”.

Sólo cerca, no retirado.

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En 15 campañas con los Spurs, Ginóbili figura entre los cinco mejores de la historia de la franquicia dentro de los rubros de puntos (13.467), partidos (992), asistencias (3.835) y robos (1.349).

El base de 1,98 metros (seis pies y seis pulgadas) destaca por su carácter apasionado en una organización que privilegia la discreción. Su entrega en la cancha ha sido una parte integral del éxito de San Antonio.

La temporada pasada, su tapa a un tiro de James Harden durante la prórroga ayudó a que los Spurs aseguraran la victoria sobre los Rockets en el quinto juego de las semifinales del Oeste.

Aunque sus estadísticas fueron modestas el año pasado, sigue siendo muy importante para unos Spurs que tratan de dar alcance a Golden State en la conferencia. Durante la primera campaña tras el retiro de Duncan, el entrenador Gragg Popovich confió más en Parker y en Ginóbili para que fueran los líderes en los vestuarios.

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“Timmy no era tan entusiasta”, recordó Popovich en marzo. “No agitaba una toalla para festejar. Hablaba sólo en las pausas o abrazaba a alguien. Manu y Tony han sido más expresivos en ese aspecto. Hablan con el equipo más que yo. Hablan con individuos. Han asumido rápidamente ese papel y eso nos ha ayudado”.

Los Spurs ganaron 61 partidos la temporada anterior pero fueron aplastados por los Warriors en la final del Oeste, luego que Kawhi Leonard sufrió una lesión de tobillo en el primer encuentro. Tras fracasar en sus intentos por contratar a Chris Paul, renovaron el contrato con el base Patty Mills, además de incorporar al veterano Rudy Gay y a Brandon Paul, jugador destacado en la liga de verano.

Se espera que traigan de vuelta al español Pau Gasol.

Las transacciones modestas durante el receso entre temporadas son más normales para los Spurs que el gran desembolso realizado hace un par de años para obtener a LaMarcus Aldridge.

Parker se perdería un buen tramo del comienzo de la temporada, por una lesión de cuádriceps sufrida en los playoffs, y Jonathon Simmons se marchó tras firmar por tres temporadas con Orlando.

En estas condiciones, la permanencia de Ginóbili sería más relevante.

El sudamericano promedió 13,8 puntos en poco más de 20 minutos por partido durante aquella serie frente a los Warriors. Atinó el 58,8% de sus tiros.

“Sí siento que puedo jugar todavía”, comentó luego de ese último encuentro.

E incluso los eventuales campeones estuvieron de acuerdo con eso.

“Supo bastante bien cómo enfrentarnos en estos cuatro partidos”, reconoció Draymond Green, alero de los Warriors, después del cuarto enfrentamiento. “Así que creo que le queda algo de combustible. Obviamente, depende de él cuánto tiempo quiere jugar. Pero hay algo seguro, definitivamente él no es un lastre en la cancha”. (D)