El balompié se ha convertido metafóricamente en una nueva religión, por sus destellos que se dan en un terreno de juego y con una sola estrella que ilumina la cancha, como lo es el esférico.

Mientras los estudiosos, eruditos y sabios del fútbol no le quiten la esencia que tiene esta actividad como el dribling, la gambeta, la chilena, el túnel, la sabiduría, la picardía, el gasto de calorías, la intensidad, el gol de cabeza, el tanto desde una esquina, la valentía y la velocidad, ¡genial!, que vengan una y más observaciones de cambios y agregados a las 17 reglas del juego, que no tan solo sean gravitantes a la vista del aficionado, sino vitales para el propio fútbol; siendo así, bienvenidas tales recomendaciones de la IFAB (por sus siglas en inglés), conocida como la Junta Internacional de Fútbol Asociado.

Y hay dos ejemplos: el uno que va teniendo aciertos y se está observando por tercera ocasión y esta vez en la Copa Confederaciones, que se dirime en Rusia, al aplicar el VAR –Video de Asistencia al Árbitro–. Nos parece viable este imán de apoyo a las decisiones de los réferis; basta de tanta inseguridad y malas intenciones de miles de colegiados, salvo excepciones, que perjudican a equipos y selecciones y con ello trastocan su trabajo de la temporada y en sus finanzas.

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El segundo ejemplo: que un encuentro se desarrolle en dos tiempos de 30 minutos cada uno y en donde se detenga el reloj cuando el balón no esté en movimiento nos parece una medida espectacular para desechar a jugadores, dirigentes, miembros del cuerpo técnico y pasabolas “haraganes y bravucones” que se amparan en el juego limpio para ensuciar el espectáculo deportivo.

Alabanzas para estas dos decisiones, la primera avanza y la segunda que llegue lo más pronto, en tanto no le quiten el encanto al fútbol; mi saludo a las sugerencias que se den y amparen más a las reglas y al juego limpio… (O)