Rosario y su zona de influencia son, posiblemente, el máximo semillero de futbolistas y entrenadores del mundo. Messi, Icardi, Banega, Hohberg, Menotti, Bielsa, Pastoriza, Valdano, Pochettino, los Solari, los Killer, los Onega… Centenares. A 56 kilómetros hacia el oeste de la Chicago argentina está Casilda, un enclave rural, uno de esos tantos puntitos del mapa de donde han surgido cracks que brotan como espigas de trigo. Jorge Griffa, gloria de Newell’s y del Atlético de Madrid; el habilísimo Marcelo Trobbiani; el notable Franco Armani, arquero campeón de la Libertadores con Nacional de Medellín, son algunos de los lugareños que dieron fama al pago a través de la pelota. Todos ellos pasaron a segundo plano en los últimos tiempos por otro hijo del pueblo que logró reconocimiento internacional: Jorge Sampaoli.

En lugar de enfilar hacia el Atlántico, Don Sampa hizo la ruta inversa: salió por el Pacífico. Perú, Ecuador, Chile. Luego, sin escala en Buenos Aires, cruzó todo el océano hasta Sevilla. Ahora, por fin, llega a la gran metrópoli, ese imán que atrae a todo talento nacional. En cada puerto que tocó hizo obra y logró reconocimiento; le falta conquistar al hincha argentino, que lo mira de reojo en lugar de con esperanza. Después de Maradona, Batista, Martino y Bauza, Sampaoli debiera ilusionarlo; sin embargo, campea una mezcla de incredulidad y cierta reprobación. Esto, claramente, obedece al desconocimiento de qué es y qué ha conseguido Sampaoli como entrenador. No es grave, llegan al éxito quienes saben soportar mejor las presiones; y el casildense tiene espalda y, sobre todo, capacidad para ponerse al público en el bolsillo.

Pasó doce años entrenando a Alumni de Casilda, Belgrano de Arequito, Aprendices Casildenses, Argentino de Rosario… Hasta que le llegó el Juan Aurich peruano, que para aquel Sampaoli era el Real Madrid. Pasó de dirigir al Sport Boys por 2.500 dólares mensuales para él y su cuerpo técnico, a cobrar 2 millones y medio de euros en el Sevilla. Vivió en un cuartel de bomberos en Lima porque no le alcanzaba para rentar un apartamento, luego cobró un millón de dólares por darle a Chile la primer Copa América de su historia. Tiene vivencias, sabe lo que es remar de atrás y va a dejar todo por un sueño que lo empuja desde chico.

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Hoy jueves 1 de junio, Jorge Sampaoli será presentado como entrenador de la Selección Argentina. Nace una nueva etapa para la selección de Di Stéfano, Maradona y Messi, lastimosamente tras un año perdido. Sampaoli estuvo ocho meses sin equipo y se desvivía por un llamado de la AFA; que nunca llegó. El fútbol argentino estaba acéfalo, sumido en pujas políticas y papelones cotidianos; hasta debió ser intervenido por la FIFA a través de una Comisión Regularizadora. Sampaoli no pudo esperar más y firmó con el Sevilla. En Buenos Aires, el gobernante interino, Armando Pérez, contrató lo primero que tuvo a mano: Bauza. Futbolísticamente, resultó un grave retroceso. El eterno drama argentino de elegir mal o a destiempo, que aún puede costarle el Mundial, pues la Selección está muy comprometida en la tabla.

De cara al 31 de agosto, cuando se reanude la clasificatoria, Argentina presentará una fuerte novedad: ahora tiene un presidente legítimamente electo en la AFA. No es un tema pueril. En ocho semanas como titular, Claudio Tapia ha tomado tres medidas que pueden resultar fundamentales en la Eliminatoria: 1) Sacar a Bauza, cuyo desempeño lo califica el pavoroso andar del equipo. 2) Intentar reducir la exagerada sanción a Messi, que gracias a un error de procedimiento propio FIFA debió dejar sin efecto; 3) Nombrar un técnico indiscutible: Sampaoli.

AFA tiene su economía en rojo y debió gastar una pequeña fortuna en la indemnización a Bauza y en el resarcimiento al Sevilla por quitarle a Sampaoli, pero eso puede resultar anecdótico si consigue la clasificación al Mundial. Y, si la consigue, se le presenta un nuevo horizonte, muy entusiasmante: Argentina en Rusia, con Sampaoli y con Messi. Si no lo logra, podrá iniciar un ciclo desde cero, sin los vicios del actual.

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La asunción de Sampaoli no debería causar indiferencia fronteras afuera: puede tener enorme incidencia en el curso de la Eliminatoria. El currículum del de Casilda habla de un extraordinario entrenador, un adicto al trabajo, un hombre que rápidamente transmite el estilo a sus jugadores y que ha mejorado a todos los equipos donde estuvo. Su dogma es presión, posesión y ataque. Llega en un momento poco menos que dramático al cargo: cuando quedan apenas 4 partidos de la carrera mundialista y Argentina está en zona de repechaje, con dos partidos terribles: en el debut, Uruguay en Montevideo, y en el cierre, Ecuador en Quito. Tiene 22 puntos y necesita otros 7 para sentirse más o menos tranquilo de poder clasificar. Un Uruguay que vuelve a estar muy necesitado de sumar y será temible. Se medirán un DT que lleva once años y tres Eliminatorias en el cargo, como Tabárez, con otro que se estará estrenando oficialmente ese día. Además, Sampaoli nunca entrenó a estos jugadores y no tendrá tiempo de trabajar con ellos, apenas compartir unos días.

Lo que hace más seductora la llegada de Sampaoli es que no vuelve por dinero, eso está claro: la AFA no puede competir con el mercado europeo. Por eso no vino, y tal vez no venga nunca, Diego Simeone. Cholo cobra 6 millones de euros en el Atlético. En Sevilla, Don Sampa percibía 2,5 millones. Para AFA, hoy, son contratos prohibitivos.

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La decisión de dejar Sevilla cuando toda Europa lo alaba, para venir a cobrar menos y en circunstancias muy adversas, parece temeraria. Arriesga todo el prestigio que cosechó en tantos años de lucha. Si queda fuera de Rusia, será objeto de burlas y críticas feroces. Pero habla bien de Sampaoli, deja claro que lo seduce el desafío, tiene hambre de gloria.

Es curioso que en Chile le hayan colgado la chapa de mercenario. En 2012 entrevistamos a Federico Valdés, presidente de la Universidad de Chile, club al que guio a su hora más gloriosa; nos comentó: “Nos fijamos en él porque veíamos que en O’Higgins, con un presupuesto muy modesto, hacía cosas muy buenas. Le ofrecimos la dirección técnica en 2009. Nos dijo que se sentía halagado, pero que no podía aceptar porque tenía contrato con O’Higgins. Después se fue a Emelec. Tuvimos que esperar que terminara su contrato allá para, por fin, traerlo. Estábamos entre Simeone y él. Nos decidimos por Sampaoli y fuimos duramente criticados. Fue algo insólito, los medios y la gente, literalmente, se rieron de él”.

De Aprendices Casildenses al banco de la Selección Argentina. Que rían, nomás. (O)

Hoy, jueves 1 de junio, Jorge Sampaoli será presentado como entrenador de la Selección Argentina. Nace una nueva etapa para la selección de Di Stéfano, Maradona y Messi...