Este espacio es y será respetuoso con los nombres que se insertan, como también fluirá experiencia y conocimientos para analizar el título de una columna. Este preámbulo examina profundamente la temática. ¿Cuál?

El profesor Gustavo Quinteros (foto), técnico de la Tri, tras los pésimos resultados obtenidos en las últimas fechas por la Selección, estuvo a punto de no ser ratificado en su cargo, lo que de haberse dado, a falta de cuatro encuentros, hubiese sido un exabrupto de parte de los directivos de la Ecuatoriana de Fútbol. Enhorabuena que esto no se dio.

Hemos resaltado que Quinteros es un buen entrenador para dirigir equipos o selecciones; él sabe que el “demonio” se hace presente cuando los marcadores son adversos y estos lógicamente conducen a un abismo.

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Él reconoce que la prensa lo ha ajusticiado con ciertos nombres para que sean alineados, como también hay una hinchada enardecida porque tal apellido no salta como titular. Ostentaciones muy comunes en el fútbol, en cualquier parte del mundo.

Él sabe que en las últimas confrontaciones se ha ausentado el juego colectivo; faltan el pique que imprime velocidad y el carácter de los jugadores para sobreponerse; hay debilidad en la creatividad y falencias en los futbolistas. Cuando esto aparece algo anda mal en el camerino, en la cancha y en la relación jugador-técnico y dirigencia. De no ser así, entonces todo el plantel está enfermo de miedo o tiene falta de gallardía por la camiseta que visten.

El profesor Quinteros ha reiterado una frase para referirse al desempeño negativo de la Tri: “El fútbol es un estado de ánimo”, expresión refrendada por Pep Guardiola, técnico del Manchester City, que la compartimos quizás por un partido y jamás por varios. Nos suena a una excusa ambigua y falta de lógica profesional. Lo cierto es que estamos jugando mal y a falta de una atinada evaluación a sus integrantes estamos por pensar que los jugadores están cuidando sus piernas y contratos. Bien pueden ser estas las verdaderas razones.

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“Qué tal si borramos capítulos del ayer y miramos el frente con seriedad para aspirar a un milagro futbolístico. Ahí sí iremos a Rusia 2018”. (O)